Construyendo el nuevo orden
Escrito por Pablo González y Pedro Nonay, tratando de entender como se construirá el nuevo mundo.
Nota 17
La naturaleza. Agua y clima
4 mayo 2024
Ya sabéis que intento hacer cada nota independiente de la anterior, pero que tengo un hilo común: busco deducir cómo se va a organizar el nuevo orden mundial tras todo lo que está pasando.
Mi selección de contexto nuevo.
Suelo comenzar mis notas con este epígrafe de “contexto nuevo” en el que resumo lo más relevante de lo ocurrido desde la anterior nota en cuanto a la evolución del nuevo orden. Mi selección de hoy es la siguiente:
- Ya es casi antiguo (porque hace tiempo que no escribo), pero es muy importante lo ocurrido entre Israel e Irán. Se han atacado mutuamente, y el asunto ha estado muy cerca de escalar hasta posiciones muy graves. En el momento actual, parece que han decidido rebajar el nivel de riesgo tras demostrarse que se pueden hacer mucho daño recíproco. El asunto queda “larvado”.
- El apoyo internacional a Israel se debilita, así como el apoyo a Netanyahu en su país. En USA empieza a ser fuerte la presión social en favor de Palestina. Sobre todo, en las universidades (noticia aquí). Además, la corte penal internacional estudia emitir órdenes de arresto contra Netanyahu y muchos otros altos cargos israelitas (noticia aquí). No deja de ser otro pulso entre occidente y BRICS+.
- Putin ha hecho un nuevo reclutamiento de 150.000 rusos (noticia aquí). Eso significa, tanto que ha sufrido muchas muertes, como que apuesta fuerte en continuar el ataque. También, que no tiene excesivo miedo al rechazo social. Mientras tanto, es un hecho que Rusia está teniendo avances en sus posiciones, y que Ucrania está escasa de armamento, a la espera de la ayuda de Occidente. Ayuda que se viene prometiendo, pero cada vez con más desidia. No parecen buenas noticias para Ucrania.
- Inditex (Zara) vuelve a abrir sus tiendas en Ucrania (noticia aquí). Dada la seriedad de la marca, y su capacidad de acceso a información, puede que sea una señal de que saben que la Guerra se acaba pronto y quieren transmitir la idea de que no fueron advenedizos esperando hasta el final.
- La bolsa de metales de Londres ha prohibido comerciar con metales rusos (noticia aquí). China está comprándolos. Se evidencia el “telón de acero” entre los bloques.
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Agua y cambio climático.
Son dos asuntos muy relacionados entre sí. Asuntos que, si modifican su equilibrio, es seguro que influirán en el nuevo orden mundial, aunque la causa no venga de la pandemia, ni de las crisis económicas y geopolíticas. Por ello, habría que tenerlos en consideración para este estudio. Sin embargo, es muy difícil saber las zonas que se van a ver perjudicadas o beneficiadas por cambios en los equilibrios (y los plazos en que eso ocurrirá). Así que no puedo hacer nada más que conjeturas. Las hago a continuación.
Agua.
Todos hemos observado que últimamente llueve de forma distinta a lo habitual, tanto en las cantidades de precipitación, como en las fechas en que lo hace (muy preocupante esto de las fechas).
Lo que no está demostrado, aunque se intuye, es que eso vaya a continuar así en los próximos años. Una opción es que sea consecuencia de un cambio climático existente. Otra opción es que se trate de una excepción casual dentro de la norma habitual.
Lo que sí está demostrado es que las lluvias vienen siguiendo siempre un ciclo de once años. Cosa nada extraña si tenemos en cuenta que el comportamiento de nuestro sol también tiene un ciclo de once años, y si recordamos que todo lo que ocurre en la Tierra (clima incluido) está basado en la forma en que nos llega la energía del sol. Para quien quiera profundizar en los ciclos solares, hay muchos datos aquí.
Por cierto, no debe sonar raro que esos ciclos solares de 11 años afecten a más asuntos que a las lluvias. Desde luego, las lluvias afectan a las cosechas, y las cosechas a las hambrunas, que a su vez afectan a las inestabilidades de los gobiernos y a las guerras. También esas cosechas afectan a la economía del sector agrario, lo cual, repercute en el financiero.
Al final, va a resultar que todo tiene su causa en el sol. Ya traté este tema hacia el final de la nota 7 de mi anterior serie. Allí exponía el interesantísimo libro de Samuel Benner publicado en el siglo XIX, donde, sin decir expresamente que la causa es el sol, el autor identificó una secuencia repetida en los ciclos económicos basado en sus observaciones. Y resultaban muy cercanos a los ciclos del sol. Hizo, además, una tabla de previsiones del futuro, y acertó con bastante precisión.
Volviendo al agua, aunque hubiese escasez por el cambio climático, es claro que lo que tenemos es un problema de gestión del recurso (el agua). El hecho es que llevamos mucho tiempo gestionándolo como si fuera un recurso abundante, y no es lo recomendable.
Hemos realizado muchas inversiones para poder suministrar agua donde hace falta, y en la calidad del agua necesaria: presas, transvases, conducciones, potabilizadoras, depuradoras, desalinizadoras, pozos, …
Pero hemos trabajado mucho menos de lo deseable en la optimización para minorar los consumos y las pérdidas en el transporte, así como para maximizar la reutilización.
Veamos algunos datos referidos a España:
- Consumo de agua potable por habitante y día: 248 litros en las redes de aguas urbanas. Fuente: AEAS, que es una asociación muy solvente en la materia (informe completo aquí).
- ANR: agua no registrada, o pérdidas de agua en las conducciones y consumos no medidos (ni facturados): 23 %.
- Cantidad de agua reutilizada: 8,1 %.
Lo primero que hay que preguntarse es si realmente necesitamos 248 litros de agua potable por persona al día. Creo que poca gente se bebe más de 3 litros de agua al día. El resto no tiene necesidad de ser potable ¿Tiene que ser potable el agua del inodoro? ¿y la del riego de las calles para limpiarlas? ¿debemos limpiar las calles con agua, o sería mejor barrerlas? ¿es aceptable regar cultivos por métodos distintos al goteo en lugares con déficit de agua? ¿y el diseñar los parques y jardines con especies vegetales que requieren mucha agua?, … y muchas preguntas más del mismo estilo.
Para comparar con sistemas mucho mejor optimizados, como es el de Israel, basta con saber que allí se reutiliza el 85 % del agua, es decir, casi la totalidad. Ellos dan dos usos al agua, luego hace falta la mitad de agua en origen. Además, vigilan mucho mejor las pérdidas, y optimizan los usos (casi no hay riegos que no sean por goteo, p.e.).
En España hay una lluvia media por ciclo hidrológico de 640 mm, y en Israel es de 200 mm. A pesar de esas diferencias, en Israel no hay problemas de calidad de vida por causa del agua. Luego, podemos hacer las cosas mucho mejor, aunque el cambio climático nos dé menos agua.
En definitiva, el problema del agua es un problema de inversión en infraestructuras de optimización, no de disponibilidad del recurso.
Eso sí, puede llegar a ocurrir que esa inversión sea tan grande que nos compense más el pensar en emigrar a un lugar donde haya agua de sobra sin hacer tales gastos.
Por otra parte, viendo el asunto del agua desde otro enfoque, Luis del Rivero (un importante ingeniero y empresario español) ha escrito recientemente un gran artículo exponiendo la forma en que se le puede dar otro uso al agua sin mermar los usos habituales. Es decir, podría ser un tercer uso (si, además, hacemos como Israel). Lo centra en ampliar mucho lo que se viene haciendo desde siempre con lo que se llaman “embalses reversibles”, para utilizarlos como “baterías” de almacenamiento de energía, muy necesarias con las energías renovables. Se puede leer el artículo aquí.
Todo lo arriba expuesto es en referencia a lo que se denominan aguas urbanas. Es decir, las que pasan por los sistemas de distribución de la ciudad tras su potabilización. Esto incluye, además de la consumida en las viviendas, las de la industria en la ciudad, y las de los riegos urbanos. No incluye los riegos agrícolas de captación directa (hay datos del agua en agricultura en España aquí).
También hay un debate sobre el origen de las aguas que utilizamos. La mayoría viene de las lluvias, que llegan a los ríos, y que gestionamos con presas y con conducciones a los lugares de consumo. Pero también se pueden utilizar las aguas subterráneas (mediante pozos y sondeos), o el agua del mar (mediante desalinización).
Captación de agua en España. Fuente: AEAS
Respecto a las aguas subterráneas, hay que tener en cuenta que los acuíferos se recargan a una velocidad lenta. Si sacamos agua de allí a una velocidad superior a la de recarga, llegamos a la sobreexplotación del acuífero, que significa que hay que hacer el pozo más profundo, y que, si continuamos, algún día se agotará el acuífero. Por ello, hay que hacer una gestión seria y técnica del asunto, la cual es posible con los avances tecnológicos. No valen las quejas alegres sobre la prohibición de algunos pozos, lo que hay que hacer es colaborar con el regulador para darle datos constantes de la profundidad de la capa freática, así como de las cantidades de agua extraída en cada momento, y demostrar con fiabilidad que no se va a usar el pozo cuando hay sobreexplotación.Es decir, las aguas subterráneas se podrían utilizar bastante, evitando la sobreexplotación.
El miedo que tienen los reguladores es el de que los usuarios del pozo les engañen y extraigan más agua de la que deben. Es un miedo justificado por los hechos (aquí se puede ver un mapa de las partes de España con sobreexplotación actual de los acuíferos, … y no es agradable). Pero la tecnología actual facilita el control. Una adecuada cooperación de los usuarios (estimulada con sanciones) ayudaría bastante.
Eso sí, las aguas subterráneas siempre son un recurso disponible ante emergencias de escasez puntual en superficie.
Sobre la desalinización, lo primero que hay que decir es que la cantidad de agua del mar es casi infinita comparada con la que usamos en nuestras ciudades y campos. Por tanto, en teoría, podrían solucionarse todos los problemas. Pero, evidentemente, las cosas no son tan fáciles. El primer inconveniente es que la desalación es cara, aunque ya hay tecnologías que están abaratándola. El segundo inconveniente, nada menor, es que la desalación está bien si se va a consumir el agua desalada cerca del mar. Por el contrario, si se va a consumir lejos, aparece el gran coste de los bombeos y conducciones (p.e. llevarla desde Valencia a Madrid significaría 350 km de conducción, así como elevarla los 700 m en los que se encuentra Madrid sobre el nivel del mar). Además, hay un tercer inconveniente, que es el de la contaminación del mar por las salmueras (que son las sales que le hemos quitado al agua del mar). Este último es un inconveniente técnicamente solucionable, pero no barato.
En base a lo anterior, si queremos afrontar la gestión del agua en un lugar en que está cambiando el clima en una dirección de menor disponibilidad de la misma, debemos actuar de varias formas:
- En cuanto a la cantidad de agua (que son las presas, las conducciones, los pozos, y las desaladoras), debemos invertir en las infraestructuras, pero también en la reutilización, la optimización, el control de pérdidas, y en la educación de la sociedad para no consumir más de lo necesario. Educación que puede llegar a imposición por los reguladores, por ejemplo, de la migración de cultivos que consuman demasiada agua a otros lugares donde haya disponibilidad.
- Sobre la calidad del agua (las potabilizadoras, las depuradoras, y también las desaladoras, y, fundamentalmente, las redes separativas), debemos evitar exceso de inversión en dar agua de demasiada calidad para usos que no la requieran (lo del agua potable en el inodoro, como ejemplo), así como el sí dar la calidad mínima que requiere cada uso.
Todo ello es posible con las tecnologías existentes, y con una buena gestión, incluso aunque bajase la disponibilidad de agua en más del 50 %. Eso sí, no es ni cómodo, ni barato. Y, parece que en España (y en muchos otros lugares) nos vamos a tener que esforzar en ello según un muy recomendable artículo que he encontrado (aunque largo y en inglés), donde se aporta el siguiente mapa sobre previsiones futuras de disponibilidad de agua.
Si las previsiones del mapa son ciertas, comparándolas con los bloques de países de los que vengo hablando en estas notas, resulta que el llamado Occidente lo va a pasar mal (sólo se salvan Canadá, Alemania, y los países nórdicos, que no son los que más millones de habitantes suman). Por el contrario, el bloque BRICS+ está mucho mejor, con Rusia, Brasil, y gran parte de Africa sin problemas.
Esta conclusión del agua en los bloques de países, aplicada a los suministros urbanos, no genera más necesidad que la arriba expuesta: hay que invertir en gastar menos agua, y reutilizar más. En los lugares en que no se consiga de forma suficiente, habrá emigración futura por escasez de agua.
Es mucho más grave la aplicación al agua de riego de agricultura. Lo que no se consiga mejorar por riegos optimizados (goteo o similar), implica perder esos cultivos. Con ello, queda muy matizado lo dicho en las notas 15 y 16 sobre la agricultura. Allí llegamos a la conclusión de que, por ahora, Occidente esta bien. Sin embargo, cuando falte el agua, la situación se puede invertir.
Por lo anterior, hay que recordar lo que se ha dicho tantas veces: las próximas guerras serán por el agua. Tanto en los países, por el acceso al agua dulce, como en los mares, por el control del tráfico marítimo.
Cambio climático.
Ya he dicho varias veces en notas anteriores que el nombre de cambio climático está mal puesto. Siempre ha habido cambio climático en la Tierra. Conocemos bien las glaciaciones, las extinciones masivas (hay más que la de los dinosaurios), los cambios en el magnetismo, … Algunos de esos cambios han sido graduales, como las glaciaciones, y otros repentinos, como el meteorito de los dinosaurios, o las grandes erupciones volcánicas.
Lo normal es el cambio climático, y lo suyo es adaptarse a lo que vaya ocurriendo. Cosa que es mucho más fácil cuando el cambio climático es gradual, que cuando es repentino.
Y eso es independiente de si la causa del cambio climático es ajena, o no, a la actividad humana. Cuestión que está por demostrar del todo, aunque parece que sí. En cualquier caso, aunque la humanidad no existiese, la Tierra sí existiría, … y tendría cambio climático.
Cosa completamente distinta es que tengamos tecnología (y sensatez) suficiente para forzar a la Tierra para que no haya cambio climático. Es algo así como decirle a la Tierra: “tú quieres que lo haya, pero yo no te dejo, porque me gusta más el clima de hoy”. O, por decirlo de otra manera: “climatizar la Tierra”. A eso es a lo que se dedican los que hablan de “detener el cambio climático”, aunque no sean conscientes. Y conste que digo eso habiendo dedicado doce años de mi vida profesional a la ingeniería ambiental, es decir, que no soy un negacionista, ni mucho menos.
Eso sí, tenemos que aceptar que, si nos metemos en la tarea de climatizar la tierra, las inversiones necesarias son brutales, y los cambios en nuestros hábitos también. Lo que está de moda ahora del CO2 es tan sólo uno de los intentos, y nada claro que sea suficiente, ni que esté bien orientado. Aunque sí está claro que es la moda actual.
Por otra parte, si no conseguimos frenar el cambio climático, no se sabe bien la forma y tiempos en que afectará a cada región.
Tanto para intentar que no haya cambio climático, como para protegernos y adaptarnos si lo hay, lo mejor que podemos hacer es profundizar mucho en la investigación. Y, las materias a investigar son tantas (muchas más que el CO2 en la atmósfera), que el esfuerzo es grande. Apoyar y respetar a la ciencia es lo mejor que podemos hacer.
No hay espacio en esta nota (ni en un libro) para describir todas las posibles causas de un cambio climático, con sus alternativas de actuación humana para evitarlo o para protegernos. Lo que intentaré es citar algunas de ellas de forma casi esquemática, para que podamos hacernos una idea.
Como he dicho, es mucho más peligroso el cambio climático repentino que el gradual, así que hablaré primero de ese caso, y luego del gradual.
Meteoritos: es el ejemplo de la extinción de los dinosaurios. Si cae a la Tierra un meteorito suficientemente grande como para que todo lo que sale de su cráter enturbie la atmósfera por un tiempo considerable, habrá cambio climático. Esto ha ocurrido en el pasado, y puede volver a ocurrir (gracias a Dios, con una probabilidad pequeña).
La protección ante este caso es la vigilancia del cielo por parte de los astrónomos, y el desarrollo de cohetes con bombas nucleares que puedan destruir el meteorito antes del impacto. Ambas capacidades las tenemos ya casi conseguidas, por lo que, si el riesgo se retrasa unos años, será un asunto solucionado. De hecho, recientemente se han hecho pruebas exitosas con la nave espacial DART (noticia aquí).
Para lo que intento analizar en estas notas sobre la afección geográfica a zonas concretas, es imposible por ahora saber qué meteorito es el peligroso, y mucho menos la zona en la que caerá. Eso sí, cuando se acerque el caso, la ciencia sí podrá anticipar cálculos para identificar el lugar de impacto, tal vez con unos días de antelación, o, tras mejoras en las previsiones, con unos meses. Es decir, puede que haya tiempo para huir.
Grandes erupciones volcánicas: los volcanes pequeños, hacen mucho daño, con su erupción, en las cercanías, pero no generan cambio climático en grandes regiones. Las erupciones medianas pueden acabar con ciudades, como es el caso de Pompeya, y enturbiar el cielo en grandes áreas. Pero, las realmente grandes pueden afectar al clima de forma global.
Entre las grandes erupciones es famoso el caso de la llamada erupción minoica, que ocurrió en la isla de Santorini (antes llamada Tera). Se piensa que fue la causa del fin de la civilización minoica. Incluso se la relaciona con el mito de la Atlántida, y con el del Diluvio universal. Lo que es un hecho es que hay registros de cambios climáticos en China en esas fechas, así como que en Estados Unidos se han podido ver muestras de ello en los árboles. Se puede ver un resumen interesante en wikipedia.
Para el objetivo de estas notas en cuanto a identificar las zonas de mayor peligro, la ciencia sí permite conocerlas, pero no sabemos (todavía) cómo “frenar” al volcán, ni identificar con precisión el momento de la erupción más que con unos pocos días de antelación (tiempo suficiente para desalojar).
Como he dicho que se puede huir a tiempo, pero que habrá grandes pérdidas en caso de erupción, se deduce que en esas zonas se puede vivir, pero no es recomendable hacer grandes inversiones.
El siguiente mapa identifica las zonas de mayor riesgo (se puede ver el artículo completo aquí).
Las corrientes marinas: No se trata de un cambio tan repentino, pero es muy importante. El caso es que, en los océanos, hay corrientes marinas que funcionan casi como cintas transportadoras de calor y salinidad. Están muy estudiadas y se sabe que su influencia sobre el clima es enorme. Una de ellas es la llamada AMOC, que es la del Atlántico. Se sabe que AMOC cambió de dirección hace 20.000 años, y que generó cambio climático global (noticia aquí). También se sabe que la corriente actual está disminuyendo su intensidad, y se prevé que haya otro cambio en fechas que se discuten entre 2050 y el siglo XXII (info aquí). Parece que la consecuencia sería la congelación del hemisferio norte y el calentamiento del sur.
Con el conocimiento científico actual, no está claro cómo frenar este cambio, pero sí se sabe que evitar el deshielo del ártico ayuda, con lo que lo del CO2 también ayudaría.
Si acaba ocurriendo el cambio en AMOC, en lo que llamamos Occidente (que está mayoritariamente al norte), ya podemos prepararnos para más frío. En mi opinión, este es el asunto más preocupante cuando se habla de cambio climático. Se habla poco de ello, pero deberíamos profundizar en ciencia al respecto.
Los gases de efecto invernadero (lo del CO2): Esto es de lo que se habla tanto ahora. Por eso, no es necesario profundizar aquí. Basta con decir que es cierto que esos gases pueden producir cambio climático, pero que hay otras posibles causas, como las que he citado arriba y otras que se han quedado en el tintero. Naciones Unidas hace un resumen básico del efecto invernadero aquí.
La gran oxigenación: Como curiosidad, hay que citar que uno de los grandes cambios climáticos históricos, que estuvo a punto de la extinción de lo que había en ese momento en la Tierra, es el que se llama la “gran oxigenación”. Ocurrió hace 2.000 millones de años, cuando el oxígeno llegó a incrementarse en la atmósfera. Lo cuentan bien aquí. En aquel momento preocupaba más el oxígeno que el CO2. Lo que nos hace recordar que el cambio es constante (incluso sin el hombre).
Conclusiones sobre cambio climático.
Como he dicho arriba, lo más probable (y lo natural) es que ocurra el cambio climático. Por suerte, es poco probable que sea del tipo repentino y global, ya que, o será localizado (volcanes), o tendremos herramientas para evitarlo (meteoritos).
Los cambios más o menos graduales (corrientes marinas y gases de efecto invernadero) nos dan tiempo para intentar evitarlos, que es lo que he llamado “climatizar la Tierra”, es decir, no dejarla hacer lo que ella quiere. La otra opción es la de aceptarlos y adaptarnos a otras condiciones de vida (o emigrar).
No es posible (al menos para mí) saber a qué países afectará de una forma u otra el cambio climático de forma exacta, por lo que no puedo hacer previsiones sobre las consecuencias en los bloques de países.
Lo que sí se puede decir es la ironía de que, en el caso de que sea cierto que el cambio climático es consecuencia de la actividad humana, lo es por causa de la parte de la humanidad que se industrializó antes (Occidente). Y, las soluciones que se plantean ahora impiden que los otros países puedan obtener los beneficios que obtuvo Occidente. Es decir, queremos que no hagan lo que hicimos nosotros. Hay que reconocer que esto es una mentalidad colonial.
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Lecturas que me han interesado.
En el proceso de escribir esta nota me he encontrado con muchos asuntos de otras materias. Me gustaría, compartir los siguientes:
- En cuanto a la polarización en los distintos países, es muy interesante el gráfico que aporta Mike Mastroyiannis. Es una pena la posición en que sale España, pero, vista la situación aquí, puede que sea cierta.
- Antonio Turiel escribe un muy acertado artículo en su blog sobre la forma en que afrontamos el modelo energético y el cambio climático. Lo relaciona con el sistema capitalista. Me gusta lo que dice desde el punto de vista científico. Tengo más dudas sobre sus enfoques políticos, pero recomiendo su lectura (se puede ver aquí).
- Parece que se refuerza la posición del oro como moneda de intercambio entre los bloques de países. Lo explican bien aquí. Malas noticias para el dólar.
- Zerohedge hace un buen análisis comparativo de poder entre Occidente y BRICS+ aquí. Tiene muchos gráficos muy buenos. El resumen es que Occidente está perdiendo. Me gusta mucho la frase final, donde dice: “las personas bajo presión, especialmente los políticos, tienden a cometer grandes errores”.
- Los de visualcapitalist aportan el gráfico del incremento de coste de la deuda de USA en intereses (aquí). Ya ha llegado a costar un “trillion” al año.
- China ha descubierto grandes reservas de petróleo que pueden cambiar el equilibrio a su favor (noticia aquí). De nuevo, malas noticias para Occidente.
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Hasta aquí llego por hoy. Si no me surgen otras novedades, creo que en la siguiente nota empezaré a tratar las conclusiones de esta serie, antes de terminarla.
Como siempre, agradezco comentarios en mi email: pgonzalez@ie3.org