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Construyendo el nuevo orden

Escrito por Pablo González y Pedro Nonay, tratando de entender como se construirá el nuevo mundo.

Nota 4

Los bancos (primera parte)


3 junio 2023



Mi selección de contexto nuevo.

Esta vez he seleccionado varias noticias recientes para pensar en los cambios de contexto. Son las siguientes:

  • El G 7 ha pedido a China que ayude a poner fin a la Guerra de Ucrania (noticia aquí). Creo que esto es casi un reconocimiento por el G 7 de que nos encontramos en un mundo de dos bloques, siendo el G 7 el representante de uno de ellos, y China el otro. Hasta ahora, se suponía que el G 7 era la reunión de los poderosos del mundo (donde no admitieron a China).

    Otra noticia de clara pérdida de poder de Occidente es ésta. Arabia Saudí se ofrece a Zelenski para negociar la paz. 
  • Más de 30 países han aceptado participar en la nueva moneda BRICS (noticia aquí). Esto le hace daño al USD en cuanto a su capacidad de seguir siendo la moneda de referencia mundial. Es otro indicador del mundo de dos bloques.
  • Continúa el éxodo de empresas occidentales abandonando Rusia (noticia aquí). Es un indicador más.

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Los bancos.

Tras lo ocurrido con las recientes quiebras bancarias en USA, así como la de Credit Suisse, se han generado muchas dudas sobre si esa situación se puede generalizar. 

Por eso, voy a tratar ahora el asunto de la estabilidad del negocio bancario (lo hago en dos notas porque se me hacía largo para una sola). Adelanto que se trata de dos problemas diferentes: 

  • El del corto plazo, básicamente generado por las rápidas subidas de tipos de interés, 
  • Y el del largo plazo, que está relacionado con la utilidad de los servicios de los bancos tras la revolución tecnológica, así como con los problemas de posibles fuertes impagos futuros (deuda pública y commercial real estate).

De eso hablaré en la siguiente nota. En ésta quiero tratar unos conceptos previos.

Como vengo haciendo en todas las notas, usaré un idioma coloquial y nada técnico, con el objetivo de que se pueda entender sin ser experto. Pido perdón a los que sí lo son por los muchos matices que se escapan con cualquier generalización.

Los bancos CREAN dinero.

Simplificando al máximo, lo que hace un banco es recibir dinero de los dueños de cuentas corrientes (los depositantes), … e invertir ese dinero en dar préstamos, o en comprar acciones, bonos, u otros productos.

Aquí aparece el primer concepto curioso del sistema. El caso es que, si Pablo lleva mil euros al banco para depositarlos en su cuenta corriente, Pablo piensa que son suyos, y que los puede utilizar cuando quiera. 

Sin embargo, con esos mil euros el banco ha dado un préstamo a Pedro por 800 euros. Y Pedro puede disponer de ese dinero.

Es decir, de verdad había mil euros, pero, ahora Pablo puede usar mil, y Pedro 800. O sea, ahora hay 1.800 euros disponibles en la economía. Por lo tanto, … el banco crea dinero, aunque no sea el dueño de la máquina de imprimir billetes. Como veremos, esto tiene muy importantes consecuencias. 

El balance de los bancos. CONFIANZA.

Los bancos, como cualquier otra empresa, tienen un balance, donde se reflejan:

  • Los pasivos del banco, que es de donde el banco saca el dinero que está usando para sus actividades (porque se lo ha dejado alguien). 

    Los pasivos fundamentales son los dineros de los dueños de cuentas corrientes, además del dinero de los accionistas del banco (los fondos propios), y las deudas que el banco tenga con otros bancos, o bancos centrales.
  • Los activos del banco, que son las propiedades donde el banco ha invertido el dinero que maneja. La mayoría son préstamos concedidos y acciones de empresas, bonos, u otras inversiones.

Como en cualquier balance, la suma total de los activos debe coincidir con la suma de los pasivos (de dónde saco el dinero, y dónde lo tengo invertido). Eso sí, como los precios de las cosas cambian, las sumas también cambian. Eso se arregla llamando beneficio (o pérdida) a la diferencia entre la suma de los activos y de los pasivos.

Ahora bien, como pasa casi siempre (aunque haya grandes auditores y muchos expertos), la fotografía de un balance es cosa de un día, y con información muy manipulable (a veces de forma incluso legal, y otras no tanto). Por ello, hay que fiarse lo justo de esos balances, que es el motivo por el que se hacen auditorías, tests de estrés, … Y, pese a hacerse, casi todos los bancos que quiebran habían pasado esos exámenes con buena nota pocos meses antes de quebrar, lo que da poca fiabilidad a esos tests. 

Es habitual que los pasivos (las deudas) estén bastante claros. Se suele saber a quién hay que pagarle cuánto dinero. 

Sin embargo, no es nada claro que los activos se puedan vender el día que haga falta al precio que pone en el balance (pueden ser ilíquidos, pueden haber cambiado de precio, o incluso pueden acabar en pérdida total de valor porque el cliente acabe impagando el crédito).

El gran problema que tienen los bancos es que una parte muy importante de sus pasivos (sus deudas) son las cantidades que los dueños de cuentas corrientes tienen depositadas en el banco. Y esas cantidades no tienen fecha fija de retirada. Los depositantes tienen el derecho (teórico) de disponer de su dinero en cualquier momento. Sin embargo, el banco ha invertido esos dineros en lugares que no puede reclamar en la fecha que le venga bien (no puede pedir que le devuelvan de repente una hipoteca concedida a 30 años).

Es decir, el banco toma prestado dinero de sus depositantes a corto plazo, y lo invierte a largo plazo

Su objetivo es pagar menos intereses a los depositantes de los que cobra por conceder hipotecas (y otras inversiones), … y ganar dinero con esa diferencia.

También es objetivo del banco que los depositantes no reclamen su dinero todos a la vez. Para eso, juega con la estadística, así como con la confianza de sus depositantes en que el banco está “cuidando” bien su dinero (confianza es la palabra mágica en ese negocio).

Para ver la estructura habitual del balance de los bancos, es bueno el gráfico de Visual Capitalist sobre la media de los bancos americanos (se puede ver aquí).

La paradoja del fondo de maniobra.

En contabilidad, se llama fondo de maniobra al resultado de restar lo que una empresa debe a corto plazo de lo que tiene previsto cobrar en ese corto plazo. 

Así, si el fondo de maniobra es positivo, significa que la empresa va a cobrar en el corto plazo más de lo que tiene que pagar, luego puede cumplir sus obligaciones de pago en ese corto plazo. Es decir, un fondo de maniobra positivo debería significar que la quiebra no es inminente (si la contabilidad fuese fiel reflejo de la verdad, que es algo muy discutible).

Aunque es cierto que hay muchas formas de manipular esa información, también es cierto que tiene lógica buscar el dato, y hacer preguntas sobre las dudas.

Por eso, los bancos miran mucho el fondo de maniobra de las empresas antes de darles créditos.

Lo divertido del asunto es que los bancos, casi siempre, tienen un fondo de maniobra negativo. Eso es así porque las cuentas corrientes hay que considerarlas como con derecho a retirada de los fondos en el corto plazo, y las inversiones del banco (los créditos concedidos) son cantidades a cobrar en el largo plazo. Por eso, los bancos intentan evitar publicar sus fondos de maniobra, y vienen a justificar que esa información no es relevante en su negocio. Invito yo a los lectores a que busquen en internet los fondos de maniobra de los bancos (pongo aquí un ejemplo de lo poco que he encontrado sobre el asunto).

Es decir, los bancos piden a las empresas a las que les conceden créditos lo que ellos mismos no cumplen. Y lo hacen porque piensan que es una de las garantías de la fiabilidad de la empresa. Ante esto, hay que pensarse muy en serio si la estabilidad de los bancos es fiable

Corto plazo. ¿Un año?

Hago aquí un inciso para comentar un asunto que no es exactamente culpa de los bancos. 

Se trata de que, habitualmente, en contabilidad se considera corto plazo a menos de un año.

Es una costumbre que viene de muy antiguo, y que poca gente cuestiona (aunque deberían).

El origen está en la agricultura. Lo cierto es que la primera vez que se empezó a usar la escritura por la humanidad fue para llevar la contabilidad de las cosechas de cereal. Al dejar de ser nómadas, resultaba necesario vigilar que las cosechas permitieran abastecer al pueblo hasta la siguiente cosecha (hasta el año próximo), con esa información se podían tomar decisiones sobre imponer racionamientos, buscar importaciones, o exportar (si sobraba grano). 

Menciono también que esa siguiente cosecha tenía el ciclo del sol, por lo que queda muy clara la importancia de ese ciclo en todo (somos “entes solares”), y no es raro que se hayan dedicado tantas religiones al Dios Sol, incluso la Cristiana, que llama al paraíso “el Cielo”. 

Todo eso derivó en la necesidad de tener un almacén controlado, y en el comienzo de la escritura, y de la contabilidad, … y de la civilización. 

Ahora bien, si nos dedicamos a la agricultura, puede tener lógica que el fondo de maniobra que nos vigilen los contables sea de un año, porque es el tiempo necesario para reponer los almacenes. Pero, si nos dedicamos a otra cosa, y nuestros ciclos de producto son más cortos, o más largos, ¿sigue teniendo sentido? Yo creo que no, pero ellos lo siguen utilizando, tal vez por inercia (que es una de las grandes fuerzas de casi todo, como ya avanzó Isaac Newton), y por confianza en su Dios Sol, aunque no sean conscientes.

El sentido de ser de los bancos.

Para intentar entender la utilidad del concepto “banco”, y la viabilidad de los bancos actuales para adaptarse a los nuevos tiempos, tanto en el corto, como en el largo plazo (y aquí no hablo en idioma contable), merece la pena verlo desde distintas ópticas. Lo hago a continuación.

Antes aclaro que todo lo que escribo abajo se refiere a la denominada “banca comercial”, que es la que da el servicio a los ciudadanos normales. La otra, la “banca de inversión”, tiene características distintas, que tal vez estudie en otro momento.

Los bancos para los usuarios.

Un usuario de banca, lo que busca es alguno de los siguientes servicios:

  • Que le guarden con seguridad sus ahorros. El usuario tiene miedo a tenerlos en su casa, y piensa que allí están más seguros, lo que es discutible con el sistema actual, como veremos más abajo.
  • Que le ofrezcan lugares donde invertir sus ahorros para sacarles algo de rentabilidad. Lo que hace tiempo que no se consigue en la banca con rentabilidades aceptables, y mucho menos ante la inflación.
  • Que le den créditos cuando los necesita. Lo que es algo que sigue ocurriendo, pero cada vez más difícil para quien lo necesita de verdad (y menos para quien no lo necesita). Esto está basado en que, antiguamente, eran los bancos quienes conocían bien el perfil de sus clientes y su fiabilidad de devolver los créditos, lo que hoy está muy superado por la capacidad de conocer el perfil de los clientes que tienen las empresas tecnológicas.
  • Que le permitan cumplir con sus obligaciones de cobros y pagos (domiciliaciones, transferencias, …). Lo que sigue siendo muy necesario, pero existen cada vez más alternativas tecnológicas para hacerlo.
  • Poder hablar con alguien de su confianza en el banco cuando quiere hacer algo fuera de lo habitual. Hoy, para la mayoría de la gente, es casi imposible hacer nada que no esté entre los servicios ofrecidos por la WEB del banco. Por suerte, yo sí tengo esa posibilidad (gracias, Marta).

Los bancos para los accionistas “no dueños”.

Los accionistas que no controlan los bancos (los minoritarios), lo que buscan es que sus acciones suban de valor, y que el banco tenga beneficios y reparta dividendos.

En cuanto al valor para los inversores, por poner un ejemplo, el banco Santander cotizó en 2014 a más de 7 € por acción, y hoy lo hace a 3,19. No se puede decir que haya sido una buena rentabilidad de la inversión.

En cuanto a los beneficios, ante la situación actual por la inflación y las subidas de tipos de interés, veremos a continuación que son poco esperables. Y, sin beneficios, los dividendos no son muy probables.

Lo cierto es que no pinta muy interesante ser accionista “no dueño” de los bancos.

Los bancos para los gobiernos.

El gobierno tiene (o tal vez tenía) un aliado muy importante en los bancos. Por varias razones:

  • Los bancos permiten endeudarse al gobierno. Le ayudan a “colocar” sus bonos. Y el gobierno les “debe un favor”, además de deberles dinero.

    Pero, la inestabilidad actual de los bancos, además de los riegos de que los gobiernos acaben impagando sus bonos por lo elevado de las deudas públicas y los déficits de las cuentas de los gobiernos, hacen cada vez más difícil que los bancos ayuden a los gobiernos a colocar su deuda (salvo en el caso de que los bancos acabasen siendo nacionalizados).
  • Por lo que he dicho arriba de que los bancos “crean dinero”, los bancos pueden colaborar a aumentar o reducir la masa monetaria (el famoso M2). Lo que es muy útil para los gobiernos en su lucha contra la inflación, aunque, vistos los resultados actuales, algo no funciona bien.
  • Los bancos permiten al gobierno vigilar, o incluso embargar, la riqueza de los ciudadanos. Son un colaborador eficaz de la policía, y de la recaudación de impuestos.

    Siendo cierto lo anterior, eso mismo es un incentivo para que los ciudadanos saquen su dinero de los bancos y lo metan en lugares menos “embargables”, lo cual es un argumento clásico de los usuarios de criptomonedas. Y, … si la gente acaba sacando su dinero de los bancos, … los bancos quiebran. Así que esa teórica utilidad para los gobiernos les viene más mal que bien si la utilizan de forma generalizada.
  • Dado que los bancos tienen que invertir mucho dinero, los gobiernos suelen pedirles que colaboren invirtiéndolo donde el gobierno prefiere en cada momento. Lo llaman empresas estratégicas, objetivos ESG, o lo que sea en cada momento.

    Esto viene siendo muy cierto, pero, en la difícil situación actual de estabilidad de los bancos, cada vez pueden hacer menos “favores” a las “ideologías” de los gobiernos, y se ven más obligados a defender la viabilidad de “su casa”.

El caso es que los bancos son (o eran) muy útiles para los gobiernos. Eso sí, los gobiernos siempre tienen que estar bordeando el límite de que el banco no les controle a ellos (que es algo que ocurre muchas veces); y los bancos bordeando el riesgo de que el gobierno quiera controlarles vía nacionalización (que es un riesgo antes no contemplado en exceso, pero cada vez más real).

Los bancos para los accionistas “dueños”.

En cuanto a los accionistas que de verdad controlan el banco, su utilidad principal está por encima de la rentabilidad de sus acciones.

El caso es que, con poco dinero invertido por el accionista de control, controlan toda la masa de inversiones del banco, lo que les da mucho poder. 

Para ver eso del “poco dinero invertido”, basta con recordar que los fondos propios (dinero de los accionistas) son inferiores al 15 % del balance del banco, así como que pocos consejos de administración de los bancos suman más del 10 % del capital social, es decir, menos del 1,5 % del dinero que el banco maneja.

Tal vez pierdan dinero, esos accionistas de control del banco, con el valor de sus acciones (o ganen poco), pero tienen acceso a mucha información privilegiada, que les permite invertir otros dineros suyos en proyectos que van a ser rentables (porque saben que el banco les va a dar financiación, y que el gobierno los apoya y cambiará las leyes que hagan falta).

También pueden negarle financiación a empresas de las que les gusten sus activos. Así, cuando la empresa acaba quebrando, el banco se queda con esos activos interesantes en pago de deudas, y se los vende a los amigos de los dueños del banco (o a ellos mismos).

Conclusión.

La utilidad de los bancos, mirada desde casi cualquier punto de vista, está en momentos de serias dudas, salvo para los accionistas de control.

Parece que la revolución tecnológica les está desbordando. El sistema pide a gritos grandes modificaciones.

Yo lo comparo con lo que ocurrió con la utilidad de los caballos para el transporte tras la invención del coche. Hubo que cambiar todo.

Además de las razones arriba expuestas para describir las dudas del sistema, hay otro gran riesgo.  Es el de que los bancos comiencen a sufrir grandes impagos de sus activos, lo que implicaría grandes pérdidas. 

Se habla mucho de los probables impagos de créditos ofrecidos a la parte del sector inmobiliario que hoy se encuentra en mayor peligro de rentabilidad, que es la de edificios de oficinas y locales comerciales. Tras el teletrabajo, y las compras por internet, esos edificios tienen hoy menor ocupación (menores ingresos por alquiler); y, tras la subida de tipos, tienen mayores costes de sus hipotecas (mayores gastos). La consecuencia son pérdidas, que pueden llevar a quiebras de esas empresas inmobiliarias, … y a no pagar a los bancos.

Sin embargo, una tipología de impagos más peligrosa aún para los bancos es una de la que se habla poco: el impago de la deuda pública por parte de los gobiernos. No me refiero al impago de países pequeños y desprestigiados, sino al de USA, o países de la UE. Si eso ocurre, estaríamos en el “punto final” de los bancos. Y, … dado el tamaño de las deudas públicas de los países (en máximos históricos), y dada la subida de tipos de interés, cada vez es más probable que los gobiernos no puedan atender sus deudas.

Como se está haciendo larga esta nota, paro aquí. En la siguiente hablaré con algo más de detalle de las formas en que puede fallar el sistema financiero, y de lo que puede ocurrir después.

Lecturas que me han interesado.

En el proceso de escribir esta nota me he encontrado con los siguientes asuntos que me han llamado la atención. No están relacionados con lo tratado en esta nota, pero recomiendo verlos.

  • Por el cambio climático, en el futuro el clima habitual en cada lugar será el que ayer era habitual 1.000 km al sur. Eso afectará a todo. Al clima, y también a la viabilidad de las distintas ciudades. Se puede ver la noticia aquí.
  • China controla el mercado de los materiales para producir baterías (para coches eléctricos, y para otros usos) y paneles solares. Se puede ver aquí, donde aportan el interesante gráfico siguiente.



En la siguiente nota continuaré con los asuntos de los bancos.

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