Protección ante la tormenta
Escrito por Pablo González y Pedro Nonay, tratando de encontrar las actuaciones que podemos tomar para adaptarnos a los cambios del orden mundial.
Nota 1
Protección ante la “tormenta”.
Introducción.
20 julio 2024
Comienzo aquí una nueva serie de notas.
Como dije en las anteriores, creo que el mundo está a punto de evolucionar hacia una nueva era. Y que eso implicará cambios en casi todas nuestras estructuras sociales, económicas, políticas, …
Creo que esos cambios no se implantarán de repente en todos los ámbitos y lugares, sino que será algo gradual. Pienso que la instauración del nuevo orden mundial durará años, pero no muchos.
Ese tiempo de cambios se podría llamar “tiempo de tormenta”. Lo digo porque habrá grandes tensiones entre los que entienden lo que pasa y los que no. Y entre los ganadores y los perdedores por causa de los cambios.
Eso sí, veo importante no tener miedo a los cambios. Lo cierto es que es muy probable que el mundo posterior sea mejor que el que vamos a abandonar (muy distinto, pero mejor). Es por la misma razón por la que el Renacimiento fue mejor que la Edad Media. Aunque haya que afrontar las incomodidades de cualquier cambio, como pueden ser las del ejemplo, pequeño pero descriptivo, de una mudanza a una casa mejor.
En las notas anteriores he intentado deducir “hacia dónde vamos”. Con mayor o menor acierto, he llegado a unas conclusiones que me parecen lógicas.
En esta nueva serie me centraré en estudiar (y compartir) las actuaciones que pueden ser más recomendables para superar de la mejor manera posible los tiempos de tormenta. Lo haré desde distintos puntos de vista. Buscando los enfoques útiles para las personas individuales, las empresas, los países, …
Por supuesto, esas actuaciones tienen algo de relación con las que serán útiles en los tiempos posteriores (en los del nuevo orden, ya establecido, tras la tormenta). Pero no son las mismas. Es por la misma razón por la que no es el mismo entorno el de una guerra, que el de la postguerra. Haré alguna mención a esos tiempos posteriores, pero me centraré en los de los cambios.
Tras pensar en cómo ordenar las ideas para una mejor exposición, he decidido que voy a tratar cada cambio de forma individual, y a exponer lo que podemos hacer cada uno ante ese cambio. Al menos, así lo haré al comienzo, porque ya sabéis que esto no es un libro (con el índice conocido antes de escribirlo), y puede que durante el camino decida otros enfoques.
Antes de intentar el ejercicio, quiero extractar aquí lo que expuse en una clase que impartí hace poco en un master organizado por Pedro Nonay en el IEB de Madrid (la presentación completa se puede ver aquí). También lo expuse en la nota de cierre de mi anterior serie, y pienso que es lógico empezar la nueva serie en el punto en que acabó la anterior.
Decía así:
- La tan estudiada, por nosotros en el colegio, “revolución industrial” (el tren, el coche, …,) se refería a avances en el “el mundo del movimiento de las cosas”. Internet es avance en “el mundo de transmisión de las ideas”.
En toda la historia, sólo ha habido tres avances en el mundo de transmisión de las ideas antes de internet, que son:
- El aprender a hablar (momento en que dejamos de ser monos para empezar a ser “sapiens”);
- El aprender a escribir (momento en que se inicia lo que llamamos civilización), que, por cierto, comenzó por causas agrícolas: los primeros escritos conocidos son contabilidad de los almacenes de cosechas para controlar lo que se tenía antes de la siguiente cosecha; y
- La imprenta, que permitió hacer accesible el conocimiento a los que no eran monjes bibliotecarios, o nobles (Leonardo Da Vinci no hubiera sido posible sin la imprenta, porque no era monje, ni noble, y no habría tenido acceso a los libros).
Los tres avances que acabo de citar cambiaron por completo el mundo. Y creo que estamos en otro cambio de esa envergadura, que es por causa de Internet.
Lo bueno es que el cambio puede ser a mejor. Lo malo es que puede ser a peor. Todo depende de nuestra respuesta (la de la humanidad en su conjunto, y la de cada uno de nosotros).
Tras lo expuesto, lo primero es resumir el tipo de cambios que están en curso. Es lo que he tratado en notas anteriores.
¿Hacia dónde vamos?
Como he dicho arriba (y en anteriores notas), todo lo que ocurre es consecuencia de la existencia de Internet. El CONOCIMIENTO fluye de distinta forma, y ocurrirá lo mismo con el poder.
La principal consecuencia de eso es que vamos hacia un mundo donde las decisiones van a ser tomadas, cada vez más, de una forma adaptada a los deseos de las personas afectadas. Será así porque la tecnología permite hacer algo parecido a la “democracia pormenorizada para cada detalle”. Es decir, parece que vamos a trasladar el poder a las personas individuales, no a los gobiernos, ni a las corporaciones.
Pero ocurre que, precisamente por causa de esas tecnologías, la capacidad de influencia en la decisión de cada persona es susceptible de ser manipulada por la información que recibe. Lo cierto es que las corporaciones tecnológicas conocen nuestro perfil mejor que nosotros mismos, y saben los estímulos a los que respondemos mejor que lo que hacían las antiguas agencias de publicidad (además de poder dirigir los estímulos de una forma mucho más personalizada).
Por ello, habrá apariencia de que las personas individuales son las que tienen el poder y toman las decisiones, pero la mayoría de ellas tomarán sus decisiones de forma manipulada.
Dicho lo anterior, que considero fundamental en la evolución a la que nos enfrentamos, creo que las principales características de esa evolución son:
- En la geopolítica, se acabará la hegemonía mundial de Occidente, y vamos a un mundo de dos bloques de países, con poca relación entre ellos, y separados por un “telón de seda” (nombre idea de Pedro, que pretende recordar al de “acero” de otras épocas, y también a la importancia de China).
- Habrá que definir las organizaciones internacionales en las que negociarán los asuntos comunes estos dos bloques. Esto se hará tras unas demostraciones de fuerza de cada uno de ellos, tanto en aspectos militares, como económicos, …, que es lo que está ocurriendo ahora con las Guerras.
- Entre esos asuntos comunes a los bloques, además de los evidentes (fronteras, crisis climática, y relaciones comerciales), serán de mucha importancia los de “convivencia” en espacios comunes, es decir, en el mar (para la pacífica navegación), y en el espacio (para la seguridad en las comunicaciones).
- También están por definir las relaciones entre países de cada bloque. Y las alineaciones de cada país, así como si habrá hueco para países no alineados. Es decir, las organizaciones intra-bloque en las que se tomen las decisiones.
- La economía se verá muy afectada por lo anterior, con poco comercio entre bloques. Hoy se habla de sanciones, pero llegará a ser peor.
- Como consecuencia, el dólar dejará de ser la moneda de referencia mundial. Cada bloque tendrá la suya. Esto puede debilitar tanto al dólar que tal vez no sobreviva para ser la moneda de Occidente. Mientras tanto, no están claras aun las nuevas monedas hegemónicas.
- La inflación, la deuda y el déficit darán muchos problemas. Tal vez la caída del dólar sea una solución a esos problemas, pero generará otros en la tormenta.
- La gran y creciente diferencia entre clases sociales generará más tensión social y más populismo. Se explorarán soluciones, entre las que está el ingreso mínimo vital, pero también gobiernos más autoritarios para controlar revueltas sociales.
- La tecnología (la IA, y muchos otros avances) conllevará cambios en la forma de hacer casi todo. Al principio habrá mucha resistencia, por la pérdida de puestos de trabajo. Luego se observará una gran mejora en la productividad, que puede ser la solución a los problemas económicos.
- Esa misma tecnología cambiará las estructuras de poder. Quien la controle, tendrá la capacidad de influencia que tenían, hasta hoy, las instituciones financieras.
- También la tecnología cambiará la forma de “educar” a las masas (he usado el verbo “educar” porque es más elegante que el de “manipular”, pero tienen el mismo resultado). Lo que antes hacían los medios de comunicación, se hará de otra forma, mucho más efectiva, porque las tecnológicas tienen mejor definido el perfil de cada ciudadano.
- Habrá transición energética. Es imprescindible, tanto por la cuestión ambiental, como por la de agotamiento de recursos, como por la de eficacia en los rendimientos. Se iniciará con la actual tendencia hacia las que llaman “renovables”. Pero ese no puede ser el único futuro. Tampoco hay suficientes materias primas para ese objetivo, y los rendimientos no son tan buenos. Se investigarán otras fuentes de energía (la IA ayudará en eso). Creo que el camino está en la energía nuclear de fusión, así como en la energía geotérmica profunda.
- El cambio climático seguirá siendo una amenaza, que se visualizará cada vez más con los desastres naturales (tsunamis, sequías, …). Al igual que he dicho con la energía, se continuará por el camino iniciado (el del CO2), pero pronto se verá que no puede ser el único. También habrá más investigación, y también ayudará la IA.
- La demografía también afectará mucho. No sólo por las migraciones y su rechazo social. También por los cambios necesarios en los lugares que pierden población.
Como se puede ver, no son pocos aspectos los que se encuentran en cambios profundos. Incluso puede que lo estén también otros, como el propio concepto de sistema capitalista, o el de la democracia de partidos.
El tiempo en el que van a producirse esos cambios es el que llamo “tiempo de tormenta”.
Es un tiempo en el que ya no funciona bien el viejo “manual de instrucciones” de casi todos los asuntos. No funciona del todo, porque ya hay algún cambio en curso que aquel manual no contemplaba. Pero todavía funciona un poco, porque no hay tantos cambios implantados.
El problema es que el nuevo manual de instrucciones no está escrito todavía. Tenemos que escribirlo entre todos con las nuevas experiencias. Como he dicho otras veces, es tiempo de pioneros. En esto, copio una frase de la última nota de mi anterior serie:
- “a los pioneros se los comen los indios” (ya sé que hoy es una frase políticamente muy incorrecta, pero creo que expresa muy bien el riesgo de hacer cosas nuevas). En contraposición, hay otra frase antigua pero muy descriptiva: “cuando te das cuenta de que estás cabalgando un caballo muerto, la mejor estrategia es descabalgar” (no vale de nada usar con más fuerza las espuelas o la fusta). Y, … creo que hoy, en casi todo, estamos cabalgando un caballo muerto.
Por cierto, mi buen amigo Jose Luis me recordó que la segunda de las frases entrecomilladas me la enseñó él hace muchos años. Lleva razón, por lo que le doy las gracias aquí.
Tras todo lo anterior, tengo que decir que, en el bloque de países liderado por China, sí está claro el “manual de instrucciones” de casi todo. Como buen sistema autocrático, basta con hacer caso al líder y cumplir la ley. Eso es algo que facilita las decisiones a los afectados (aunque las decisiones del líder no sean las adecuadas).
Por el contrario, en el bloque de países que llamamos Occidente, el manual de instrucciones va a cambiar completamente. Cambiarán las estructuras de poder.
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Señales del cambio.
Relacionado con todo lo arriba expuesto, y antes de comenzar con el ejercicio que me he planteado para esta serie de notas, veo importante mencionar aspectos que he leído recientemente, y que creo que son muy significativos.
Ray Dalio se “moja”. No le gusta lo que ve.
Ya sabéis los lectores que sigo a Ray Dalio (multimillonario, fundador de un gran fondo de inversión, y persona que, en su vejez, ha decidido compartir sus ideas de una forma bastante filántropa).
El caso es que hace pocos días que ha compartido un mensaje “inquietante”. El título ya dice mucho: “Elige bando, agacha la cabeza, o huye” (se puede leer en inglés aquí).
En su artículo, Ray Dalio intenta describir la situación en USA. También intenta, por diplomacia, no decir el partido al que apoya, o decir que no le gusta ninguno de los dos, y que preferiría que hubiese alguien con ganas de buscar comunicación entre los dos “extremismos”. Pero acaba reconociendo que no hay posibilidades para esa opción. Por eso pone el título que ya he dicho. Toca elegir el mal menor (si es que existe). Y está la otra opción, … la de huir, que es algo que, dicho por un orgulloso estadounidense, rico, viejo, y filántropo, llama mucho la atención. Es casi una rendición ante su forma de ver la vida. O una declaración de pesimismo ante lo que vislumbra, mezclada con realismo y transparencia, y que debemos de tamizar por el filtro de su inteligencia y buenas intenciones, pero también por el filtro de su edad y su forma de ver el mundo (me cuesta trabajo decir que es anticuada, pero es claro que la edad y lo que ha vivido le mediatiza, siendo claro también que exponer esos puntos de vista, sin tener ninguna necesidad, le otorga grandes méritos de honradez y buenas intenciones).
También queda claro que Dalio ve el momento de tomar esas decisiones como urgente. Es decir, que ve que el gran cambio se acerca. Tal vez no lleve razón, pero es algo que me inquieta. En el fondo, está diciendo: “prepárate para los grandes cambios”.
BlackRock también da señales de grandes cambios.
Un artículo que he leído recientemente me ha hecho pensar mucho. Basado en la forma en que el articulista interpreta las declaraciones de BlackRock, viene a decir que lo que ahora proponen es hacer algo parecido a un “corralito” en los plenes de pensiones (que ellos manejan), así como prohibir invertir en oro (que podría ser un valor refugio). Se puede ver el artículo en ingles aquí.
En ese mismo artículo hacen referencia a otra declaración de BlackRock en ¡agosto de 2019! (antes de declararse la pandemia). En aquella declaración, venían a decir que la economía necesitaba que se hiciese lo que se hizo tras la pandemia (lo del “helicóptero monetario”, así como la subida de tipos para frenar la inflación). También dejaban ver que hacía falta “encontrar la excusa para hacer eso”. Y la excusa fue la pandemia, que ocurrió en pocos meses. Se puede ver el documento de 2019 aquí.
El caso es que, lo que proponían en 2019, ocurrió (no les acuso de ser inductores de la pandemia, pero me parece que, si no lo eran, algo sabían).
Eso me lleva a pensar que lo que proponen ahora tiene altas probabilidades de ocurrir.
También me lleva a pensar que, si alguien con tanto poder se ve obligado a tomar (o apoyar, o inducir, …) medidas tan desesperadas, es porque ellos también están desesperados. Lo que no son buenas noticias para el equilibrio global.
El petrodólar tiene los días contados.
El inteligente acuerdo que consiguió firmar Kissinger el 8 de junio de 1974 (el que creó el “petrodólar”), que obligaba a Arabia Saudita a vender el petróleo en dólares, tenía una vigencia de 50 años. Ha vencido en junio de 2024. Y Arabia Saudita ha dicho que ya no le obliga, y que no lo renueva, por lo que puede vender petróleo en cualquier moneda (noticia aquí).
Hay que recordar que aquel acuerdo fue la forma de mantener la fortaleza del dólar como moneda hegemónica tras el momento en que Nixon canceló la paridad del dólar con el oro (que fue el 15 de agosto de 1971).
El ligar el dólar al petróleo fue una jugada maestra tras desligarlo del oro.
Ahora no está ligado, ni al oro, ni al petróleo. El dólar se “ha quedado solito”. Y la geopolítica no está en el mejor momento para apoyarle. Todo el bloque BRICS+ tiene ganas de alejarse del dólar (y de sus bancos), máxime tras las restricciones y embargos aplicadas a Rusia tras la Guerra.
Esto son cosas que se mueven despacio. Afectan mucho los contratos firmados y aún vigentes. Es un asunto muy relevante, que tendrá efectos retardados.
El daño al dólar y a la hegemonía estadounidense está garantizado.
La OCS importa más de lo que parece.
La OCS es la abreviatura de la Organización de Cooperación de Shanghái.
Se ha reunido en los primeros días de julio en Kazajistán. Con la asistencia y participación significativa de Xi Jinping, y Putin, entre otros muchos (noticia aquí).
No ha salido mucho en los medios occidentales. Los propios miembros prefieren adoptar lo que se podría llamar un perfil discreto. Pero es claro que buscan ser una de las voces que representen a los “antiguos países en desarrollo” frente a la hegemonía occidental. Ya están adheridos países que representan casi la mitad de la población mundial. Y quieren reivindicar sus derechos a ser tenidos en cuenta.
Tal vez no sea finalmente la OCS el organismo relevante del futuro, pero hacen lo que pueden para sus objetivos. Desde luego, habrá cambios en todos los organismos internacionales.
El atentado contra Donald Trump.
Como todos sabemos, Trump ha sufrido un intento de asesinato el pasado 13 de julio.
Por ahora se tiene muy poca información sobre los inductores reales del atentado. Probablemente no se sepa nunca la verdad completa, como en el caso de JFK. Circulan muchas teorías, pero pocas pruebas.
Lo que es claro es que, si algo así ocurre, es porque hay mucha tensión de fondo. Son muchos los países, y lobbies de poder que están en contra de los cambios que Trump implantaría si gana las elecciones, por lo que hay muchos sospechosos potenciales.
El mero hecho de que haya ocurrido es otra señal de cambios. Como no han conseguido su objetivo (matar a Trump), los cambios se hacen más viables que antes.
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Lecturas que me han interesado.
En el proceso de escribir esta nota me he encontrado con muchos asuntos de otras materias. Me gustaría, compartir los siguientes:
- He encontrado a un articulista que me parece genial y que recomiendo seguir a todos. Se llama Tomás Pueyo. Escribe principalmente en inglés, pero tiene su web con traducciones a muchos idiomas. Suele escribir dos artículos por semana (uno gratis, y otro de pago). Recomiendo investigar su web para elegir el qué leer de lo mucho que ha escrito. Se puede ver aquí. De los muchos artículos que ha escrito, recomiendo especialmente éste, aunque reconozco que puede influirme el hecho de que dice cosas muy parecidas a las que yo escribo, por lo que puedo estar sesgado.
- Recomiendo también otro gran artículo de alguien que firma en las redes como “B”. Hace tiempo que le sigo, y siempre me gusta. Esta vez, creo que ha dado en el clavo. Habla del declive de Occidente por causas energéticas. Se puede leer aquí.
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Hasta aquí llego por hoy. En siguientes notas intentaré profundizar en las alternativas de actuación que tenemos cada uno ante lo que está ocurriendo.
Como siempre, agradezco comentarios en mi email: pgonzalez@ie3.org