Pensando en la Guerra de Ucrania
Escrito por Pablo González y Pedro Nonay tratando de entender las consecuencias de la Guerra.
Nota 15 – Guerra
3 julio 2022
Comienzo a escribir la nota con la intención de que sea la última de esta serie.
Lo digo porque inicié la serie de notas para intentar deducir consecuencias de la Guerra de Ucrania, pero, a lo largo del proceso he llegado a ver que aquello era una batalla dentro de una Guerra de mucho mayor alcance, como es el de cambiar el orden mundial. De hecho, ya hablé de la posibilidad en el segundo párrafo de la primera nota.
Como pienso que la Guerra de Ucrania, aun sin haber terminado, ya no es el centro de los acontecimientos, creo que debo concluir aquí.
Eso no significa que no escriba más cosas en el futuro. No garantizo hacerlo, pero es muy posible. Eso sí, si lo hago, será en otra serie de notas, con otros objetivos a estudiar.
Por eso, planteo esta nota como de conclusiones de mis pensamientos, tras darles muchas vueltas y hablar con muchos amigos que me ayudan con sus ideas.
Como siempre, hablaré primero de las noticias que más me han llamado la atención desde que escribí la anterior nota, que esta vez son muchas, lo que significa que las cosas se están acelerando:
- Se ha celebrado la cumbre de la OTAN en Madrid. Por sus resultados y escenografía, podría ser la fecha que la historia le pusiese al inicio de la creación del mundo de dos bloques de países, pero, como la historia la escriben los ganadores, la fecha será la de la oficialización del cambio por parte de China (probablemente poco después de la reelección de Xi Jinping a final de año).
Se han tomado decisiones para los nuevos tiempos (que no tienen por qué ser buenos, ni los tiempos, ni las decisiones). Me gusta cómo se resumen las noticias aquí y aquí, el segundo con mucha ironía.
- Han admitido en el club a Suecia y Finlandia.
- Putin ha avisado de que eso tendrá consecuencias. Ha acusado a la OTAN de bajar un nuevo telón de acero (creo que lleva razón, y eso es lo que está pasando). Además, en las mismas fechas, Putin ha hecho su primer viaje al extranjero para profundizar alianzas con otros países.
- Turquía ha retirado sus reticencias a esas nuevas incorporaciones. Ha conseguido negociar algo parecido a un estatus especial que le beneficia y le convierte en “país de transición entre bloques”. Interesante figura, que se puede replicar con otros países a los que convenga acercar a nuestro bloque, pero que no sea tan fácil.
- Se ha reconocido a Rusia expresamente como “principal amenaza” (en los papeles anteriores era “socio estratégico”), y a China como “desafío sistémico” (antes no se la mencionaba). China se ha enfadado mucho.
- Al menos, no se le ha ocurrido a Putin la burrada de lanzar una bomba nuclear en Madrid, y dejar descabezado a todo Occidente (además de Madrid destrozado).
- Han admitido en el club a Suecia y Finlandia.
- Se ha abierto un nuevo e importante foco de tensión en Kaliningrado, que es territorio ruso, pero sin conexión por tierra con el resto de Rusia (se puede ver la noticia, con un buen mapa, aquí). Es un puerto muy importante para Rusia en el mar Báltico. Todavía no ha pasado nada muy concreto, pero hay una zona en peligro. La llaman el corredor de Suwalki, y conecta rusia con Kaliningrado pasando entre las fronteras de Polonia y Lituania (son 96 km).
Lituania ha dicho que va a prohibir la entrada de mercancías a Kaliningrado por su territorio. Rusia se ha molestado mucho. Es muy posible que intente “conquistar” ese corredor. Si lo consigue, quienes se quedarían aislados por tierra serían los países bálticos.
El que Occidente haga el bloqueo de Kaliningrado, que lo está haciendo, es romper con todo el derecho internacional. Puede que sean los nuestros, pero no parece una actuación defendible.
Este delicado asunto es un ejemplo más de que el centro de los conflictos ya no es Ucrania (o no exclusivamente).
- China ha publicado una nueva normativa para “controlar” a sus influencers. No va a consentir que nadie publique cosas que no le gusten. Eso no se puede hacer igual en Occidente, por lo que ellos van a llevar mucho mejor lo de manipular a las masas por la información que les llega. La noticia está aquí. En Occidente se está intentando pactar con las tecnológicas para que vigilen los comentarios en las redes, pero no será tan eficaz (en realidad, se hará lo que digan las tecnológicas, que son las que van a mandar de verdad en Occidente).
- Rusia ha hecho su primera suspensión de pagos desde la revolución del 17 (aquí). Lo cierto es que es una suspensión de pagos un poco extraña. Tienen dinero (aun tras haberles robado Occidente parte de lo que tenían). No pagan porque no les dejan, por causa de las sanciones, que pueden tener alguna explicación moral, o por interés de la Guerra, pero que son casi imposibles de defender bajo el derecho internacional (si hay juicio, es posible que le toque pagar a USA, por ser el causante del impago). En cualquier caso, es sólo el comienzo. Si se generaliza, habrá que ver la estabilidad económica de quien tenía que cobrar (organismos occidentales). Nada bueno.
- USA y otros países “amigos” han creado el Minerals Security Partnership (MSP). Es una iniciativa para reforzar las cadenas de suministro de minerales críticos. La nota de prensa está aquí).
No importa si acabará funcionando o no. Lo que importa es que, si se ponen a hacer estas cosas, es porque tienen claro que el comercio futuro va a ser casi únicamente entre países amigos, y que hay productos que requieren coordinación. Es decir, están aceptando el futuro mundo de dos bloques de países.
- Inglaterra y Alemania han propuesto al G 7 parar la producción de biofuel para aliviar el problema de los precios de la alimentación (noticia aquí). Es muy indicativo de lo grave del problema.
Caso de aplicarse, no es una solución, aunque ayuda, pero estropea más el problema de combustibles. Es el clásico dilema entre alimentación o energía. Desde luego, en momentos críticos, como este, gana la alimentación.
Hay que tener en cuenta que estropear la energía agrava la inflación, que es la que genera pobreza, pero estropear la alimentación genera hambre.
- El G7 ha creado un plan de infraestructuras en países pobres de 600.000 millones. Parece que será la forma por la que intentarán “fichar” a países para su bloque. Lo hacen para competir con la iniciativa china del One Belt (noticia aquí). Lo que ocurre es que China lleva ya mucho tiempo con su iniciativa en marcha, y Occidente tan sólo la acaba de anunciar (vamos tarde para buscar el cariño de los otros países).
- El banco Credit Suisse está en problemas (noticia aquí). Eso le puede pasar, ocasionalmente, a cualquier banco, pero me temo que la causa de sus problemas afecta a casi todo el sector. Puede que sea el primero en caer por este “virus”, pero tal vez no sea el último.
Si llega a confirmarse que muchas deudas públicas pasan a ser activos de riesgo, o que lo son los créditos vinculados a comercio entre países que han bloqueado sus relaciones (parece que los movimientos de las commodities le han afectado mucho a Credit Susse), esto puede ser como el caso de Lehman Brothers, el detonante.
Lo que es cierto es que a Suiza le gusta hacer el menor ruido posible. De hecho, poca gente se enteró da la quiebra y nacionalización de Swissair.
Tras mi habitual y personal resumen de prensa, paso a escribir mis conclusiones de lo escrito y estudiado hasta ahora. Por supuesto, pueden estar equivocadas, pero, al menos, están pensadas. Como siempre, agradezco cualquier crítica (grande, o de matiz), porque ya he dicho muchas veces que hago este ejercicio para aprender, y vuestras opiniones me ayudan mucho. No pretendo llevar la razón, sino encontrarla.
La situación previa, y sus consecuencias.
Antes de esta Guerra, las cosas eran así:
- China era la fábrica del mundo.
- Rusia era el proveedor básico de energía.
- El mar negro (Rusia-Ucrania) lo eran de cereal y fertilizantes.
- Occidente se había quedado, fundamentalmente, con los bancos, los abogados, auditores, asesores, las oficinas centrales de las multinacionales … Nos pensábamos que con eso bastaba para controlar, y dejábamos que el trabajo sucio lo hicieran otros.
Por supuesto, hay muchas excepciones a lo que pongo arriba. Claro que hay alguna fábrica en Occidente, y algún banco en Rusia. Pero creo que esa descripción resume la situación predominante.
Tras la Guerra, parece claro que vamos a un mundo de dos bloques de países con poco (y difícil) comercio entre ellos.
También parece que, aunque está por definir en detalle qué países se quedarán en cada bloque, hay un punto de partida para organizar las “selecciones” en el resultado de la votación de 7 de abril de 2022 de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para expulsar a Rusia. Sobre ese punto de partida habrá que hacer los “fichajes de países” para intentar solventar las carencias de cada bloque.
Es claro que puede haber países que no se incorporen expresamente a ninguno de los bloques (países no alineados). No se les puede obligar, salvo conquista (que no merecerá la pena hacer en la mayoría de los casos). Pero tampoco tendrán el apoyo de los bloques, por lo que no les conviene quedarse fuera. Lo harán los países poco relevantes que se dediquen a refugio de negocios sucios, o a tráfico “especial” entre los bloques.
Mi gran amigo Pedro me hace varios comentarios de las consecuencias que creo debo resaltar:
- Piensa que la situación preguerra se podría llamar el gran error estratégico de política energética. No se deben subcontratar esas cosas a proveedores poco fiables.
- Las materias primas agrícolas se doblan en precio con la ausencia del Mar Negro.
- Si Rusia tiene la energía más barata del mundo, las materias primas agrícolas muy baratas, y el mayor consumidor mundial es su vecino y amigo China, la conclusión es clara. Además, incluso puede dedicarse a procesar productos primarios antes de vendérselos a China. Es decir, tiene la ocasión de industrializarse. En idioma coloquial, se puede decir que se lo hemos “puesto a huevo” (esta última frase no es de Pedro).
La otra gran consecuencia en Occidente es la famosa inflación. Se puede ver como la bomba atómica generadora de pobreza. Ya hemos tratado, en todas las notas previas, lo que la genera y lo difícil de su control. No pinta bien.
La decisión de China.
Ya hablé de esto en las primeras notas. Lo que acabe pasando va a depender casi exclusivamente de la decisión de China, no de la de ningún país occidental (pese a quien le pese). Eso sí, aclaro que estoy hablando del nuevo orden mundial. Respecto al fin de la Guerra de Ucrania, la decisión es de Rusia, a quien China puede incentivar, pero no ordenar (por ahora).
Por ahora, la decisión de China está siendo la de “mojarse”, oficialmente, lo menos posible.
Por poder, si China quisiese, podría ponerse en contra de Rusia y del lado de Occidente. En ese caso, Rusia estaría acabada inmediatamente. Incluso podría continuar el mundo de la globalización (con mucha desconfianza entre las partes).
Pero no tiene ninguna pinta de ser eso lo que China va a hacer. Le conviene más comprar a bajo precio (cobrando su apoyo) la energía y materias primas agrícolas de Rusia, y dejar que Occidente sufra desabastecimiento e inflación por no tenerlas.
Para que China aceptase unirse a Occidente, le tendrían que hacer una oferta casi imposible: reconocerle como el líder mundial y ponerse Occidente a sus órdenes, con la condición de que acabase con Rusia.
Por ello, parece que la decisión de China va en la línea de generar el mundo de dos bloques de países. Y, si es lo que ellos quieren, es lo que pasará. De hecho, hoy, 1 de julio, es noticia, aunque la publican poco, que China va a prohibir la compra de ordenadores de Occidente (es el embargo a la inversa, y lo vamos a sufrir mucho más que el otro).
Las otras decisiones de China están todavía por conocerse. Son las relativas a la velocidad de los acontecimientos, y a las formas de los mismos. Tiene que decidir:
- Si entra directamente en la lucha armada, o si espera;
- si invade Taiwan, o si espera a que caiga como fruta madura cuando sufra los problemas económicos de Occidente (o, si no es caída como fruta, que, al menos, sean más débiles para el momento del ataque);
- si actúa antes, o después, de la nueva Conferencia de Yalta que defina el nuevo orden mundial. Es decir, si actúa contraviniendo el orden mundial vigente, o si no. Por su carácter, creo que lo hará después; que lo que hará es forzar a que esa conferencia se produzca pronto, por necesidad y agotamiento de Occidente.
En cualquier caso, parece que China no tomará las grandes decisiones hasta la reunión de fin de año en la que se propone la continuidad de Xi Jinping.
Por otra parte, hago el comentario de que, si alguien piensa que es mejor rendirnos ya, y dejar que el mundo siga siendo global bajo el mando de China, yo creo que no sería una buena opción.
Si se hiciese eso, muy pronto volvería a haber problemas grandes.
Eso es porque tenemos dividido el mundo en unos países con clases medias de unos niveles adquisitivos relativamente altos, y otros en niveles bajos. Lo que toca, para alcanzar la futura estabilidad mundial, y la real globalización, es equilibrar la balanza. Para ello, unos países tendrán que forzar a que sus clases medias vivan un poco peor cada día, y otros a que lo hagan un poco mejor. Eso significa que unos países tendrán clases medias descontentas, y otros felices, lo que lleva a una organización política y comercial muy distinta en cada uno. Por eso, es más eficaz tener dos bloques de países, cada uno con su sistema social, orientado uno a gestionar el descontento de sus clases medias, y el otro a fomentar el crecimiento de las suyas. Cuando se hayan equilibrado (por supuesto, no hace falta que sea al 100 %), es cuando podremos volver a hablar de un mundo global en su totalidad.
Por cierto, hago el comentario de que el nuevo telón de acero cumpliría la función de “ósmosis” de la que hablé en la nota 8, así como minoraría los problemas migratorios tratados en la nota 13. Unas fronteras duras entre bloques impedirían migraciones masivas entre ellos, y dentro de cada bloque no habría demasiado problema, porque las condiciones de vida serían relativamente homogéneas (con excepciones, por lo que he llamado los países “fichados”).
El final de la batalla de Ucrania.
Basado en todo lo que he ido viendo con las notas previas, no tengo la bola de cristal (ya me gustaría), pero sí puedo decir que me parece que va a ser en otoño.
En ese momento:
- Occidente va a estar muy mal económicamente (inflación y sus consecuencias), y socialmente, por el enfado de la población. Además, sabe que no puede ganar la Guerra al 100 % recuperando todo lo que ha ganado Rusia. Le va a convenir aceptar un final en tablas y poder centrarse en sus otros problemas. También le interesa intentar buscar un pacto con el otro bloque para solucionar sus problemas de adaptación a sus carencias de materias primas.
- Ucrania va a tener muy difícil aguantar el frio del invierno sin calefacción, máxime con el apoyo de Occidente debilitado por su economía. Con tristeza, tendrán que aceptar perder parte de su territorio, y organizar la reconstrucción del resto bajo el bloque occidental.
- Rusia no va a querer pedir la ayuda de China para ganar toda Ucrania (le saldría muy caro), y sabe que sin ella no lo consigue. Pero le parecerá suficiente haber ganado algo y debilitado a Occidente. Dirá que ha cumplido sus objetivos (que no estaban declarados) y que finaliza la que ha llamado operación militar especial. Lo venderá a su pueblo como éxito.
- Y, China comenzará (tras la reelección de Xi Jinping) la creación de acuerdos para su bloque de países, incluidos los referentes a Rusia para que sea su proveedor
El declive de Occidente.
Si las cosas son como he dicho arriba, Occidente está abocado a algo parecido la caída del Imperio Romano. Para el que no lo sepa, aquello no fue lo que la palabra “caída” da a entender, sino un declive lento de más de un siglo.
El hecho es que, como ya hemos visto, en Occidente no tenemos fábricas, ni energía, ni materias primas (agrícolas, metales, …) suficientes. Tampoco tenemos mano de obra barata. Esas subcontrataciones “coloniales” que hicimos, pensando que las colonias no se iban a rebelar nunca, fueron un gran error. Resulta que las colonias han encontrado un nuevo “jefe” (China), y que están tan hartos de nosotros, que se van a cambiar de bando, aun a riesgo de que les salga mal la apuesta en el futuro.
Podemos (y debemos) trabajar en revertir la situación y arreglar nuestras carencias, pero eso nos obliga a pasar un largo tiempo de grandes problemas por desabastecimiento, por inflación, y por falta de dinero para crear las nuevas infraestructuras necesarias. Además, tendremos que hacer concesiones a los países que hayamos convencido para que se cambien a nuestro bloque (concesiones que significan mucho dinero, o entrega de parte importante de poder) y, aun con eso, nunca podríamos fiarnos mucho de ellos.
Lo normal es que, para cuando hayamos conseguido superar los problemas y resolver nuestras carencias, nuestras clases medias hayan sufrido mucho. Tal vez en ese momento no estemos muy lejos de haber alcanzado el equilibrio con el bloque chino.
Hablaré más adelante de lo que podemos hacer para adaptarnos lo antes posible a la situación.
Los pactos del divorcio.
Una vez asumido que vamos a abandonar la globalización total para dividirnos en dos bloques, la situación es muy parecida al divorcio de una pareja.
Hago aquí un “disclaimer” para pedir que me perdonéis por el símil y por la descripción que voy a hacer. Sé de sobra que es un ejemplo anticuado y fuera de lo políticamente correcto, pero también sé que es muy descriptivo, por lo que todo el mundo lo va a entender mejor. No significa que yo piense que las familias de hoy son así.
Se puede hacer el divorcio amistosamente, o a golpes. En eso influye mucho si lo hacemos cuando la situación no se ha deteriorado en exceso, o si lo hacemos tarde. Las consecuencias son muy distintas. Todos hemos visto ejemplos de divorcio de los dos tipos.
Continuando con el símil, la situación es que la pareja (los padres) son USA y China. Resulta que uno de los hijos (Rusia) ha atacado a otro (Ucrania).
La relación de los padres hace bastante que no era perfecta, porque llevaban mucho tiempo con los roles repartidos de forma que el padre era el que traía el dinero y decidía, y la madre cuidaba de la casa (lo de las fábricas en China), pero ahora la madre quería empoderarse y llegar a un equilibrio de funciones con el padre.
Aun así, los padres mantenían una relación un poco fría, pero educada y colaboradora.
La pelea de los hijos ha hecho saltar las chispas en el matrimonio ya un poco deteriorado. El resultado es que habrá divorcio, y cada uno de los hijos peleados se irá a vivir con uno de los padres.
La Guerra (la del cambio de orden mundial) acabará cuando se firme el divorcio, que será la nueva Conferencia de Yalta, donde se repartirán los bienes del matrimonio (los países, sus materias primas, …). Después, cada una de las partes hará su Bretton Woods III particular, para poner las reglas del nuevo funcionamiento, que será distinto en cada lado (como lo fue en la época de Occidente y la Unión Soviética).
Ese pacto de divorcio se puede hacer ya mismo, cuando las relaciones entre USA y China todavía son razonables, o esperar a que la situación se encone mucho más, y a que una de las partes esté más debilitada para la negociación.
Por desgracia, si se espera, la parte debilitada será la occidental (por la inflación y el desabastecimiento). Es decir, nos convendría negociar el divorcio cuanto antes. No creo que China se oponga, porque también le conviene hacer las cosas “por las buenas”, y decir que ella nunca se enfrentó ni incumplió las leyes.
Además, si el divorcio se firma pronto y con buenas relaciones, será posible pactar un periodo transitorio en el cual Occidente pueda comprar energía y materias primas al bloque chino (pagándolas, claro) hasta que se genere sus propias fuentes de abastecimiento. Incluso puede pactarse un pequeño nivel de comercio para el largo plazo. Sería como son en los divorcios los regímenes de visitas a los hijos, o el disfrute de una casa común que no se puede vender.
Si yo pudiese votar, lo haría por pactar el divorcio ya. Por supuesto, una de las cláusulas sería el terminar la Guerra de Ucrania, y el evitar otras en otros lugares, para ello, lo más difícil del reparto sería establecer las nuevas fronteras del telón de acero (Taiwan, Kaliningrado, Transnistria, …). Que puede ser difícil, pero no imposible, como nos muestra el ejemplo del final de WWII, con casos tan extraños, pero aceptados, como el de Berlín.
La estupidez.
Un primo mío me ha recordado que hay que tener en cuenta la importancia del factor estupidez en las decisiones. Lleva razón.
Por desgracia, aunque se supone que las decisiones las deberían tomar los más preparados para ello, y en las mejores condiciones de su equilibrio mental e independencia, el hecho es que muchas veces acaba influyendo mucho alguien sin preparación ninguna, sin tiempo para haber pensado en el asunto, y manipulado por otros, o sintiéndose iluminado.
Es decir, incluso en las decisiones esenciales para la humanidad, la estupidez siempre aparece, y … genera situaciones insospechadas.
Lo más que podemos hacer es cruzar los dedos para que esta vez no ocurra, o que no sea demasiado grave el error si ocurre. Recordemos que Hitler consiguió convencer a mucha gente de que le votaran y siguieran.
Como ejemplo muy pequeño de lo que quiero decir, pensemos en un pueblo donde existe un puente con problemas estructurales sobre un río. Resulta que aparece un ingeniero que aporta la solución, pero hay un influencer en el pueblo (sin conocimientos técnicos) que convence a todo el mundo de que el puente, tal como está, representa la esencia histórica del pueblo y no se debe tocar. Tras ello, el alcalde, para no perder los votos de los seguidores del influencer, acaba aceptando no hacer la obra, … y pone en riesgo a todos los habitantes. Esas cosas están pasando todos los días, y a todos los niveles. Deberíamos intentar evitarlas en decisiones tan graves como las que nos tocan. Hago la aclaración de que he puesto un ejemplo inventado y pequeño con la intención de que nadie se dé por aludido y de no generarme enemigos, pero todos conocemos casos reales donde la estupidez ha triunfado en la toma de decisiones, incluso casos muy importantes.
Lo perfecto sería elegir un comité de verdaderos expertos independientes y dejarles planificar la solución del mundo. Sin embargo, aunque los encontráramos, no vamos a aceptar sus propuestas por causa de cualquier ocurrencia que diga alguien sin criterio pero con capacidad de mando en ese asunto (o de influir). Una pena, pero es así. Lo dicho: hay que cruzar los dedos.
La transición al nuevo equilibrio.
Una vez se hubiesen firmado los pactos del divorcio de la globalización, y se hubiesen parado las guerras, cada bloque tiene que elegir su nuevo camino.
En Occidente tenemos que buscar la forma de que la transición sea lo más breve y lo menos dura posible.
Dado que hemos visto que tenemos carencias en fábricas, en energía, en materias primas agrícolas, en varios metales, …, nos encontramos con dos vías para solucionarlas. Una es convencer a países que puedan solucionar esas carencias de que se unan a nuestro bloque. La otra es dedicar mucho esfuerzo en apoyo de la investigación de ciencias que ofrezcan alternativas a nuestras carencias.
Todo lo que se pueda hacer por la primera vía (“fichar países”), sin ser perfecto, minimiza problemas del corto plazo.
El resto tiene que hacerse con investigación acelerada, y con inversión y apoyo político a las soluciones encontradas lo más rápido posible. Incluido el apoyo transitorio a soluciones malas pero fáciles de activar pronto.
Por ejemplo, en cuanto a energía en occidente, hay que encontrar la forma de prescindir de las fuentes de energía del carbono (gas, petróleo, carbón). No por la cuestión ambiental, que es importantísima, sino porque no tenemos, materias primas. Habría que:
- Reactivar transitoriamente todas las centrales nucleares y de carbón que se pueda.
- Investigar al máximo las tecnologías nuclear de fusión, hidrógeno verde, geotérmica, corrientes marinas, … Ya están casi solucionadas a nivel científico, pero queda mucho trabajo en desarrollar la ingeniería de detalle y la logística de despliegue que las convierta en económicamente viables.
Ocurre lo mismo con las energías solar y eólica, pero en su caso los problemas son tan sólo de despliegue rápido. Ya existen soluciones de ingeniería de detalle viables.
También, en una carta a los Reyes Magos, podríamos intentar imitar la fotosíntesis.
- Potenciar el menor consumo, pero no por pasar frío o calor, sino por necesitar menos energía. Me refiero a:
- avanzar mucho en aislamientos, ventilación y soleamiento de los edificios para que consuman menos;
- a avanzar en motores que muevan nuestros medios de transporte con menos energía por km;
- a buscar la forma de tener que desplazar menos peso inútil para transportarnos (no tiene sentido gastar energía en mover 1.500 kilos de un coche para transportar a una persona de 80 kilos de peso);
- …
- avanzar mucho en aislamientos, ventilación y soleamiento de los edificios para que consuman menos;
- Y, mientras que no hayamos conseguido lo de los puntos anteriores, hacer algún pacto con el otro bloque de países para que nos vendan, aunque nos lo cobren caro, algo de materias primas durante el tiempo transitorio.
En cuanto a alimentación, habrá que:
- Poner en explotación nuevas tierras;
- Crear las infraestructuras de transporte y de transformación de los cultivos en producto final.
- Investigar otras formas de alimentarnos. Tal vez basadas en plancton, o en insectos, o en proteínas de fábrica (no cultivadas).
- …
- Y, mientras que no hayamos conseguido lo de los puntos anteriores, hacer algún pacto con el otro bloque de países para que nos vendan, aunque nos lo cobren caro, algo de materias primas durante el tiempo transitorio.
En cuanto a minería, habrá que encontrar la forma de sustituir lo que nos falte por otros materiales.
Es decir, se trata de dar un protagonismo muy grande a la ciencia, a la ingeniería, al despliegue a niveles masivos de los nuevos desarrollos, y a la logística para hacerlo. Hay que abandonar las clásicas reticencias a las novedades, asumiendo los riesgos. Sin ellas, no sobreviviremos.
También hay que repensar las estructuras sociales y políticas más útiles para el objetivo. Hay que ver qué poder se queda en el nivel región, en el nivel país, o en el nivel ciudad. Cuales se quedan en lo público, y cuales en lo privado, …
Y hay que decidir la especialización por regiones mundiales o países (dentro de nuestro bloque). Unos serán mineros, otros agricultores, … Parece que Europa será museo y parque de atracciones, y que España será el bar de ese museo (a mí me gustan los bares, por lo que no parece la peor situación).
Igualmente habrá que repensar cómo solucionar los problemas que van a causar los movimientos migratorios (hablé de ello en la nota 13). Habrá problemas de adaptación en los países de acogida, y de falta de población (de mano de obra y de cerebros) en los países de origen. Según cómo se enfoque, puede ser un gran problema, o una solución.
Por otra parte, no quiero acabar estas notas sin mencionar de nuevo a Kondratiev, de quien ya hablé al principio de la nota 1 (y en mi anterior libro). Fue releer sobre él lo que me dio la pista para iniciar estos ejercicios. Me hizo ver que estábamos en uno de los cambios que él preconizaba para cada 60- 80 años. Me resulta curioso que se habla muy poco de él en los medios. El fue quien puso nombre a las etapas dentro de cada ciclo, llamando Invierno a la última (la de fin de ciclo). El caso es que hoy se habla mucho del invierno demográfico, económico, … Le citan sin citarle. Por cierto, … era Ruso. El caso es que, antes de la Guerra, los seguidores de las teorías de Kondratiev pronosticaban el fin de éste invierno y el inicio de la próxima primavera (20 años de crecimiento fuerte) para 2025. Ojalá la Guerra lo haya acelerado un poco y estemos ya muy cerca del final.
Va a ser un mundo muy distinto. Lo malo es que da vértigo. Lo bueno es que vamos a participar en una experiencia de rediseño total de la civilización de las que ocurren muy pocas veces. Como experiencia es apasionante.
Tenemos que ver lo que podemos hacer cada uno de nosotros. Lo primero es forzarnos a nosotros mismos a aceptar las cosas y a no bloquear los cambios. Luego tenemos que encontrar nuestra forma particular de aportar nuestro granito de arena.
A título personal, he decidido aceptar los cambios y profundizar en algunos proyectos en las que llevo tiempo pensando, por si acaban siendo de utilidad. Soy consciente de que mi edad y mis medios no son los mejores para hacer eso sólo, pero tal vez encuentre compañeros de viaje a los que les pueda aportar algo. Por cierto, si a algún lector le apetece hablar de ello, estoy a su disposición. No es broma.
Hasta aquí he llegado con este ciclo de notas. Tal vez comience otro pronto, pero eso lo dirá el tiempo.