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Protección ante la tormenta

Escrito por Pablo González y Pedro Nonay, tratando de encontrar las actuaciones que podemos tomar para adaptarnos a los cambios del orden mundial.

Nota 11

Hay que repensar el concepto dinero.

20 junio 2025



Mi selección de contexto nuevo.

Antes de entrar en la materia específica de esta nota, quiero citar un importante y reciente cambio de contexto en la evolución del nuevo orden mundial que estamos investigando en lo escrito desde 2020. Se trata de las agresiones entre Israel e Irán. La situación es de gran peligro y de muchas repercusiones, acabe como acabe.

En la estructura de poder del gobierno de Irán se encuentra el Líder Supremo y el Presidente. ¿Quién tiene más poder? Te explicamos.

A día de hoy, están abiertas todas las posibilidades. Puede que alcancen un alto el fuego de hostilidades pronto. Puede que se inicie una guerra nuclear de alcance mundial. También puede que caiga el actual régimen iraní.

Cualquiera de las alternativas conlleva alta tensión en el corto plazo, y mercados con mucha volatilidad (hay que prestar atención a la subida del precio del petróleo, que afecta a toda la economía mundial). También ocurre que, en el medio y largo plazo, habrá una consolidación de la división del mundo en los dos bloques de países de los que hemos hablado tanto. Es decir, un avance hacia la bipolaridad. Eso sí, con la duda de en qué bloque acaba Irán, que es un asunto nada menor.

Sobre este asunto hace una exposición muy interesante Andrés Malamud Aqui.

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Más sobre las monedas, con apoyo de la IA.

En la anterior nota 3 hablé sobre las monedas. Venía a decir que no las considero una buena unidad de medida de nuestro patrimonio. 

No lo dije en aquel momento, pero me quedé con ganas de hacer más comparaciones para sustentar mi intuición. 

Hace tiempo que me hubiera gustado comparar la evolución de precios con algo parecido al trueque. Quería buscar la comparación con dos “activos” muy distintos. Uno de ellos debía representar la primera necesidad en ámbitos de bajo nivel adquisitivo. El otro tenía que ser lo contrario, algo así como la representación del lujo.

Sin gran proceso de análisis para elegir esos activos, pero con algo de lógica, decidí que el activo de primera necesidad podrían ser las patatas, y que el del lujo podrían ser los relojes Rolex. Ambos activos existen desde hace mucho tiempo y no han cambiado sus cualidades, por lo que podrían ser válidos para las comparaciones.

El problema es que no tenía claro cómo obtener series de precios históricos de esos activos de forma homogénea.

Se me ocurrió pedir esas series a la inteligencia artificial, que es capaz de buscar y ordenar datos históricos de una forma que yo no puedo. 

Quedé encantado con los resultados, y quiero compartirlos aquí, porque me parecen relevantes para insistir en la “inutilidad” del concepto moneda que venimos utilizando.

El caso es que le pedí a la IA (Grok, en este caso) que me hiciera una lista de precios anuales, desde el año 2000 hasta hoy (es decir, 25 años) de los siguientes productos:

  • La onza de oro. Es claro que para esto no necesitaba a la IA, dado que hay muchas tablas de mercados oficiales, pero eso mismo me permitió hacer comparaciones para ver la fiabilidad de la lista de la IA, que resultó bastante aceptable. Aclaro que pedí precios anuales promedio, y que el del 2025 no vale por no haber terminado el año.
  • El metro cuadrado de vivienda en Madrid. Para esto también hay muchos datos sin necesitar la IA, pero no es tan simple homogeneizarlos. Se da la circunstancia de que conozco un poco ese mercado, por lo que también pude chequear los resultados ofrecidos por la IA, y también me parecieron aceptables. Se trata de precios anuales promedio.
  • La inflación oficial en España (IPC). Claramente, este dato es accesible sin la IA, pero lo cierto es que me resultó más rápido obtenerlo con su ayuda.
  • El precio del kilo de patatas. Es un mercado que casi no conozco. La conversación con la IA me llevó a darme cuenta de que no podía obtener datos homogéneos del precio para el consumidor final en los supermercados, porque está muy influenciado por las promociones y por otros asuntos. Era más fácil buscar precios mayoristas. También me quedó claro que los precios variaban mucho por regiones y por tipo de la patata. Tras ello, decidí pedir los datos para la patata agria mayorista en Castilla y León (región productora de España), en precios anuales promedio.
  • El precio del reloj Rolex. En la conversación pude comprobar, como es conocido, que hay distintos modelos de relojes Rolex, cada uno con su precio. Busqué uno que no haya cambiado mucho a lo largo del tiempo en su diseño (para que los precios fuesen homogéneos), y que sea algo masivo dentro del mercado del lujo (para que la excesiva exclusividad no distorsionase el precio). Por ese motivo elegí el modelo Submariner de acero.

También hice una comparación con otras IAs para ver la coherencia de los datos. Y se constató esa coherencia, siempre dentro de un orden, por tratarse de precios medios anuales.

Tras todo ello, le pedí a la misma IA que me diera la lista final de precios en una sola columna. Eso me permitía trasladarla fácilmente a una hoja excell. Además, la herramienta IA de apoyo de Microsoft me permitió generar gráficos de forma automática en base a mi excell. 

Es decir, con muy poco trabajo pude generar los gráficos que presento a continuación. Y se pueden hacer muchos más. De hecho, he explicado el sistema para que el lector pueda generar los que le parezcan más adecuados para su interés.

Gráficos y mis deducciones.

Tras lo dicho arriba, presento los gráficos generados.

  • Comparación con la inflación.

Queda claro que, aunque cada uno de los productos se comporta de forma distinta, todos ellos han sufrido un incremento de precio muy superior a la inflación oficial en lo que va de siglo (entre el 50% y el 100 % superior). Y es importante darse cuenta de que cada uno de los productos (patatas, vivienda, y Rolex) pretenden representar tipos de consumo muy distintos.

Primera conclusión: pese a lo que nos dicen, el dato de la inflación es muy poco representativo de la realidad que afecta a los consumidores. Eso es algo que todos intuíamos, pero así se ve más claro.

  • Comparación con el oro.

Lo que el primer gráfico de abajo dice es que, en el año 2000, con una onza de oro te podías comprar unos 2.000 kilos de patatas, y en el año 2025, unos 5.000 kilos. Además, pese a las variaciones en el tiempo, en casi todos los años se han podido comprar más kilos que en el 2000 con la misma cantidad de oro.

El segundo gráfico dice que, en el año 2000, con una onza de oro te podías comprar 0,17 m2 de vivienda, y en el año 2025 puedes comprar 0,49 m2 (casi el triple). Y casi todos los años se pueden comprar más m2 que en el 2000 con la misma cantidad de oro.

El tercer gráfico dice lo mismo. Con una onza de oro del año 2000 te comprabas 0,1 Rolex, y en el 2025 te puedes comprar 0,23.  

Segunda conclusión: pese a que, medidos en euros, la patata, los metros cuadrados de vivienda, y los Rolex han tenido bastante inflación como hemos visto arriba, medidos en oro, todos han bajado mucho de valor, aunque con diferencias temporales en cada mercado.

  • Comparación entre ellos (trueque).

El primer gráfico de los de abajo nos dice que, con 1.000 toneladas de patatas, en el año 2000 te podías comprar 78 m2 de vivienda, y en el 2025 te puedes comprar 98 m2. El incremento es pequeño y, además, a lo largo del tiempo ha habido momentos en que podías comprar un poco más o un poco menos.

El segundo gráfico nos dice que, con un Rolex, en el año 2000 comprabas 1,81 m2, y en el 2025 compras 2,1 m2. Al igual que en el caso anterior, el incremento es pequeño y, además, a lo largo del tiempo ha habido momentos en que podías comprar un poco más o un poco menos.

Tercera conclusión: Tanto contra los bienes básicos (las patatas), como contra los de lujo (los Rolex), el metro cuadrado de vivienda ha sido casi estable en este cuarto de siglo en el trueque con esos bienes.

Conclusión general.

A lo largo del primer cuarto de este siglo, los bienes han subido de precio en euros, y han bajado en oro. Sin embargo, han estado relativamente estables en los precios de intercambio entre ellos (trueque).

Es decir:

  • Para intercambiar un bien por otro, nos da casi igual el momento. Aunque, por supuesto, si se eligen bien los momentos, hay algún beneficio.
  • Para tener los ahorros guardados, es mucho mejor tenerlos en oro que en euros. También es mejor tenerlos en oro que en m2, patatas, o Rolex.

Todo ello dicho con los matices de que los cálculos están hechos para España, para lo que va de siglo, y con los posibles errores de los datos de la IA. Eso sí, los errores de la IA no me preocupan demasiado, porque he vigilado que la línea general fuese correcta, y porque buscaba el orden de magnitud, no el dato de detalle. Podría ser que con datos más elaborados cambie algún decimal, pero no cambia el concepto.

Resumen: la moneda no vale para vigilar el valor de nuestro patrimonio. Ello de forma independiente a que la ley nos obligue a hacer nuestra contabilidad y nuestras declaraciones de impuestos en esa moneda.

Por otra parte, podría ser que, en otros lugares, o con otros activos, salgan valores diferentes (no lo espero como regla general, pero siempre habrá excepciones). Por eso he explicado el sistema de trabajo. Visto lo fácil que es, invito a los lectores a que lo apliquen a los lugares y activos que les interesen. Yo lo he hecho para los que me interesan a mí. Eso sí, también sugiero a los lectores que gasten algo de tiempo en hablar con la IA para “depurar los datos”, ya que no se debe aceptar la primera respuesta.

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Rendimientos del trabajo vs del capital.

Como hemos visto arriba, con una buena planificación es posible conseguir que no disminuya el valor de tu patrimonio. Hay que elegir tenerlo invertido en activos que no pierdan valor. Y conste que, cuando digo que no pierdan valor, no hablo de que lo hagan medido en monedas fiat, sino en su capacidad de intercambio por otros bienes.

El gran problema aparece cuando hablamos de los rendimientos del trabajo. Me refiero a la mayoría de la población, cuyos ingresos dependen de “vender sus horas de trabajo”.

Ocurre que quien vende sus horas de trabajo para vivir, suele cobrar esas horas en la moneda fiat, basado en el contrato que tenga. Y esos contratos suelen estar indexados al IPC para las negociaciones de subidas anuales.

El caso es que ha quedado claro que las monedas fiat están perdiendo valor en cuanto a su capacidad de intercambio por otros bienes. Y que el IPC está diseñado (manipulado) para no reflejar toda esa pérdida de valor.

Eso significa que quien cobra su trabajo en monedas fiat, cada año podrá comprar menos cantidad de cualquier cosa (patatas, vivienda, Rolex, o lo que sea). 

Es decir, nos enfrentamos a una situación de “transferencia de riqueza”. Los que ya tienen patrimonio, pueden defender su capacidad de intercambio por otros bienes bastante bien. Y los que no lo tienen, y viven de su salario, tienen garantizada la pérdida de capacidad adquisitiva. 

Es aquello de lo que se habla tanto de que el sistema está fomentando que los ricos sean cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. No es algo automático (siempre hay excepciones), pero sí es lo más probable.

Esto nos lleva a un gran problema de “contrato social”. En principio, el sistema que hemos vivido durante el siglo XX (antes no era así del todo), premiaba el esfuerzo personal. Con el trabajo, y con inteligencia, se podía llegar a pertenecer a la clase social de “los que tienen”. Ahora parece que estamos volviendo al sistema antiguo: el trabajo no permite ascender en la escala social, incluso garantiza descender

Yo veo lógico que haya incentivos para “los que tienen”. Sus inversiones generan puestos de trabajo, y su patrimonio fue ganado con esfuerzo, por lo que merecen respeto y poder disfrutar de lo que ganaron. Pero, no es tan lógico que se bloquee el camino para los que no tienen hoy patrimonio, pero sí tienen inteligencia y esfuerzo.

Si continuamos por ese camino, llegaremos a una sociedad de “ricos tontos”, porque dejaron de estudiar y esforzarse, dado que les era fácil vivir bien haciendo poco; y de “pobres listos y amargados”, porque sus esfuerzos no dan frutos. Eso es garantía de conflicto social

Es necesario encontrar un camino que permita volver a poner en funcionamiento el ascensor social. Para ello, habría que abandonar el sistema de pagar los salarios en moneda fiat (aunque se indexe a ese IPC manipulado). Difícil asunto.

En definitiva, aunque no se note, es la evolución de la moneda la que está generando todos los problemas. Y debemos corregir esa tendencia.

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La moneda y el comercio internacional.

Ya he dicho arriba que la moneda (la forma en que la gestionamos) es causa de los problemas de conflicto social en cada país. Todos calculamos mentalmente en esas monedas, pero no funcionan bien para la gestión de nuestro patrimonio, ni para la remuneración del trabajo.

El caso es que la moneda también es causa de los conflictos entre países. Lo estamos viendo hoy día con los debates sobre la fiabilidad del dólar, y con las consecuencias de las medidas proteccionistas, como es el caso de los aranceles.

Es muy conocido que, desde Bretton Woods, el USD ha sido la moneda de referencia para los contratos internacionales. También lo es que invertir en deuda americana era algo poco rentable, aunque muy seguro en cuanto a proteger el valor. Pero eso está en grandes cambios. De hecho, hace muy poco que Moody´s ha rebajado la calificación de la deuda de USA, lo que es grave (noticia aquí, y en mil lugares que el lector habrá visto). 

Tras la división del mundo en dos bloques de países (que es lo que está ocurriendo ahora), el bloque BRICS está perdiendo la confianza en el USD para sus contratos y en la deuda americana para sus inversiones. Y, por ese miedo a que el dinero de los BRICS se aleje del USD y de los bonos americanos, ocurre que también el dinero de Occidente tiene miedo a que esos activos pierdan valor.

Todavía no se han generado las nuevas monedas, pero estamos en el proceso. Un ejemplo es lo que están intentando en el bloque BRICS con el sistema mBridge (se puede ver aquí). Buscan un sistema de organizar sus contratos internacionales sin usar el USD, y sin necesitar el sistema SWIFT (al que le han cogido miedo tras lo que se hizo con las sanciones a Rusia por la guerra). Es algo que todavía no funciona bien, pero marca la línea.

Mientras tanto, en los mercados internacionales se está experimentando con las llamadas “stablecoins”, que son criptomonedas teóricamente soportadas por otras monedas fiat. Se trata de un asunto más importante de lo que parece. Eso es así porque si, por ejemplo, triunfa una stablecoin apoyada en el USD (como es el caso de la llamada USDT), según la teoría de esas monedas el emisor tiene que tener tantas monedas fiat de respaldo como monedas criptos emitidas (otra cosa es que lo cumplan, pero esa es la teoría). Es decir, un éxito de uso del tether (que es el otro nombre de USDT), implica demanda de USD, con lo que no perdería tanto su valor. Tal vez por eso, y por la guerra geopolítica, en Europa están prohibiendo (o incomodando) el uso de Tether.

Mi opinión personal sobre esas stablecoins es mala. Pero mi opinión no importa. Lo que importa es lo que realmente hagan los mercados. Si creemos que las monedas fiat convencionales están en riesgo (yo lo creo), vería mejor centrarnos en criptomonedas no apoyadas en monedas fiat (como puede ser el Bitcoin). En ese caso, si no confías en la tenencia de Bitcoin, basta con que lo compres 10 minutos antes de tener que hacer el pago, y que el receptor lo venda 10 minutos después de recibir el cobro.

En general, se está trabajando en destronar al dólar como moneda de base para el comercio internacional, pero eso no será rápido, por falta de alternativas. No nos encontramos ante un riesgo de caída súbita del dólar, sino ante uno de pérdida de fuerza gradual (lo explican bien aquí).

Los famosos aranceles.

Dentro de este asunto del comercio internacional, están de moda las actuaciones de Trump con los aranceles (un paso adelante y otro atrás constantemente).

El caso es que se pueden usar muchos argumentos para discutir si son necesarios o no esos aranceles. Se puede hablar del libre comercio, o de la necesidad de equilibrar las balanzas comerciales, o de … Pero lo que no se suele verbalizar mucho (aunque está en la mente de todos los actores) es que la ley de un país funciona dentro de ese país. Y, si el comercio internacional acaba representando un porcentaje importante del PIB de un país, va a haber un porcentaje importante de la economía sobre el cual el país puede imponer su ley con dificultad. Eso es lo que intenta arreglar el asunto de los aranceles (con mayor o menor acierto).

El resultado es que: o se aumenta el tamaño del país, para que lo que antes eran “exportaciones-importaciones” ahora sean “comercio interior” sujeto a las mismas leyes, o se busca la forma de disminuir esas exportaciones-importaciones.

Resulta interesante el siguiente gráfico:

Se ve claramente que estamos en el momento en que las transacciones internacionales representan el mayor porcentaje de la historia reciente. Y eso es algo que los estados no pueden soportar. Lo normal es que se minoren esos mercados, con aranceles, o con otros instrumentos. Si no lo hacen, los estados pierden el control de su economía.

La otra alternativa es la que también propone Trump. La de hacer su país más grande en tamaño, con la anexión de territorios con los que tenga mucho comercio hoy considerado internacional.

Un enfoque distinto.

Ante todos los problemas expuestos del funcionamiento de la moneda como instrumento para gestionar el crecimiento de la sociedad, hay propuestas con un enfoque radicalmente distinto. No buscan encontrar una nueva moneda que funcione mejor. Lo que buscan es quitar fuerza al concepto “moneda”, y al concepto “capital”. Es lo que hace Albert Wenger en su interesante libro (aquí). Lo que viene a decir es que la revolución tecnológica en la que nos encontramos tiene unas consecuencias de cambio de las sociedades del mismo rango que la tuvo la invención de la agricultura, o la revolución industrial (en eso estoy muy de acuerdo).

Dice que la importancia del capital en la sociedad que ahora está terminando tiene su causa en que era necesario para mantener el sistema capitalista (el propio nombre da alguna pista). Igual que ocurrió antes, en la época fundamentalmente agrícola, en la que lo importante era la tenencia de tierras. 

Su tesis es que en la revolución ante la que estamos, lo importante es el conocimiento, y el conseguir atención para transmitirlo. Y eso se puede hacer sin mucho capital.

Yo creo que lleva razón en lo fundamental. Y que así será en el largo plazo. También creo que todavía queda un tiempo no breve donde el capital va a seguir siendo importante, y lo será elegir la moneda que lo represente. Eso sí, es representativo de la importancia de lo que él llama la “atención” la fuerza y remuneración creciente que están teniendo los influencers, quienes han construido su perfil sin necesidad de capital. 

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Como siempre, agradezco comentarios en mi email: pgonzalez@ie3.org

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