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Protección ante la tormenta

Escrito por Pablo González y Pedro Nonay, tratando de encontrar las actuaciones que podemos tomar para adaptarnos a los cambios del orden mundial.

Nota 5

Musk ha ganado. Beyonce ha perdido.

Los cambios se aceleran.


19 noviembre 2024



Por fin sabemos el resultado de las elecciones en USA. 

Es el dato que todos los poderes de la geopolítica y la economía estaban esperando para tomar sus decisiones sobre el futuro del mundo.

El caso es que ha ganado Donald Trump. Por mucho más de lo previsto en las encuestas. Le guste a quien le guste.

Eso, más bien, es lo que ha ocurrido formalmente. Si se mira un poco más profundo, ha ganado una forma distinta de ver el poder mundial. Consiste en oficializar que, ahora, el control de todo lo van a liderar las empresas tecnológicas en lugar del mundo financiero.

En la escenografía, el ganador es Elon Musk, lo que está muy bien descrito en la fotografía de abajo.

Tesla CEO Elon Musk speaks on stage as he joins former US President and Republican presidential candidate Donald Trump during a campaign rally at...

Sobre el resultado de las elecciones se han escrito miles de artículos (algunos interesantes, muchos no tanto). 

En esos artículos se habla de lo que puede pasar después. Sobre la inflación, el proteccionismo, los inmigrantes, el resultado de las guerras, …

Más allá de lo que dicen esos artículos, quiero intentar analizar los aspectos de fondo de la situación. Lo hago a continuación.

Distintos paradigmas: Elon Musk vs Beyonce.

Hasta ahora (y desde hace siglos) el poder fáctico lo ejercían el mundo financiero, y los medios de comunicación convencionales.

Lo que se ha demostrado ahora es que el nuevo poder fáctico son las empresas tecnológicas (no el mundo financiero), y las redes sociales (no la prensa convencional). 

Un dato muy relevante es que Trump fue entrevistado en el podcast de Joe Rogan, y se estima que la entrevista tuvo 3.000 millones de seguidores a nivel mundial. Esos seguidores no los tiene, ni de lejos, ninguno de los medios de comunicación convencionales. Se puede ver la información aquí.

Por otra parte, y dentro del mundo de las redes sociales, es muy conocido el apoyo de Elon Musk (dueño de X) a Trump. 

De hecho, es de señalar el tweet que Musk difundió el 7 de noviembre para celebrar la victoria de Trump. Lo hizo con tres palabras en latín, y con una fotografía. Las palabras estaban cuidadosamente escogidas. Eran: Novus Ordo Seclorum. Eso, traducido del latín, significa el nuevo orden de una era. Algo así como: empieza un mundo distinto. Está muy bien seleccionado, porque es lo mismo que los padres fundadores de USA decidieron como eslogan para la creación de USA. De hecho, es lo consta en el antiguo billete de un dolar debajo del dibujo de la piràmide, como se puede ver abajo.

Foto: Foto: iStock.

el tweet de Musk es el siguiente:

@elonmusk

La fotografía que Musk ha elegido da para todo un análisis sociológico y psicológico.

Por el contrario, la campaña de Kamala ha estado basada en los medios de comunicación convencionales, y en el apoyo de los poderes fácticos “antiguos”. El paradigma es el apoyo de Beyonce en sus mítines.

Nos encontramos ante una situación de cambio histórico. El sistema “antiguo” era el de: “doy al pueblo pan y circo (como en los tiempos romanos), le entretengo con Beyonce y similares, le tengo adormilado, y … luego decido yo”. 

Resulta que el sistema actual es: “tengo un mejor camino de comunicarme con el pueblo (tal vez de adormilarle, también), y le llevo a pensar en lo que más le importa”.

El mensaje ha sido: “importa más el pan que el circo”. Y el instrumento de enviar el mensaje ha sido: llegan más las redes sociales que el control de la prensa antigua. Es decir, Musk ha funcionado mejor que Beyonce. 

Otra forma de ver lo mismo es que ha cambiado lo que Marx llamaba el “opio del pueblo”.  El se refería a la religión, que era la forma antigua de hacer llegar los mensajes al pueblo. Marx consiguió que el mensaje principal no fuera el de la religión. Tras su influencia, incluso en los países donde no triunfó Marx, el “opio del pueblo” fueron los medios de comunicación tradicionales. Eso es lo que ha cambiado ahora.

Es un cambio muy relevante. Y lo normal es que acabe pasando lo mismo en todo occidente de forma gradual. Eso sí, hay que tener en cuenta que eso no significa que en todos los países gane la misma ideología, sino que ganará quien use los mismos poderes fácticos.

Mis anteriores notas.

Respecto a esto, no me resisto a copiar lo que escribí el pasado 30 de agosto en esta nota. Allí decía:

  • La afección de todo esto a la velocidad de los cambios se resume en que, si gana Trump, y es capaz de pactar con los “enemigos” algo parecido a: “reconozco que USA no es el poder mundial, y os dejo mandar en vuestra parte del mundo, si me dejáis a mí mandar en la mía», ocurrirá que se evitará el riesgo de guerra mundial, y que se activarán todos los cambios de una forma más rápida.

Pienso que eso es lo que va a pasar.

En aquella nota, yo hablaba de estar atentos a la velocidad de los cambios para decidir las estrategias personales, empresariales, y políticas.

Ahora queda claro. La velocidad va a ser muy rápida. Por eso, tenemos que acelerar nuestras estrategias de adaptación.

Todavía hay que esperar un poco para confirmar que la transición de poder en USA se hace de una forma no conflictiva. Eso parece lo probable, dado que las votaciones no han sido tan ajustadas como se anunciaba, y dado que Biden así lo ha declarado. Habrá que tener los dedos cruzados hasta entonces. También hay que esperar a que esa transición sea efectiva (lo será el veinte de enero) y se empiecen a tomar las nuevas decisiones de gobierno.

Las nuevas tendencias.

Si ocurre esa transición sin conflictos, y si hay que intentar resumir lo que va a pasar (basándome en lo que llevo estudiando desde la pandemia en mis notas), pienso que los acontecimientos fundamentales serán:

  • Se instaurará el bipolarismo. USA ejercerá poder sobre una parte del mundo, y China sobre la otra.
  • El verdadero poder fáctico, por encima de los gobiernos, lo perderá el mundo financiero y lo ganarán las empresas tecnológicas.

Junto a ello, habrá muchas consecuencias de menor grado (en comparación con las anteriores), pero muy importantes también. Se pueden resumir en:

  • Europa perderá el poco poder que le quedaba, y lo pasará mal, pero poco a poco. Será algo así como la lenta decadencia de UK desde su época imperial y durante todo el siglo XX.

    Ya he dicho en notas anteriores (ya cada vez lo dice más gente) que Europa va a ser poco más que un museo o parque temático. El caso es que los españoles tenemos algo de suerte en ese caso, porque a España se le puede definir como el bar de ese museo, el lugar divertido y de descanso. Y eso siempre es bueno para la economía y para la tranquilidad.

  • La energía fósil no estará tan “excomulgada” como lo está ahora. Acabará desapareciendo, pero mucho más lentamente.
  • Las energías renovables avanzarán más despacio, pero no se abandonarán (no olvidemos que Elon Musk es dueño de Tesla, … y fabrican coches eléctricos).
  • Los bancos tendrán problemas (sobre todo, los europeos).
  • El bitcoin mejorará en su apoyo por las instituciones.
  • Serán tiempos difíciles para las empresas que necesiten proveedores o clientes del otro bloque de países, salvo que tengan muy bien amarrados y sus contratos (y sus contactos).

El nuevo orden mundial.

Lo dicho arriba se resume mucho más diciendo que se va a intentar establecer un nuevo orden mundial. Con reglas muy distintas a las que conocemos, y con la intención de que dure largo tiempo.

Esto no se debe comparar con un cambio de gobierno entre un partido de la antigua izquierda y otro de la antigua derecha. Es otra cosa. Es un cambio de época de gran escala.

Arriba he usado el verbo “intentar” porque no es seguro que lo consigan. Habrá fuerzas en contra del intento. También pueden equivocar su enfoque las fuerzas a favor. Hay que estar muy atentos a esta evolución.

El equilibrio de fuerzas.

Simplificando mucho, se puede decir que las fuerzas a favor de implantar ese nuevo orden mundial son:

  • El nuevo gobierno de USA, y los de los países BRICS+. 
    Eso sí, con el riesgo de no encontrar pactos comunes válidos para las dos partes. 

  • Las empresas tecnológicas, con sus redes sociales y su capacidad de “manipular” los gustos (y los votos) de las masas.
  • El poder de las empresas relacionadas con las energías fósiles.

Y las fuerzas en contra son:

  • El poder político europeo (y el de algún otro país menor). 
    Aunque no guste verlo así, ese poder es muy inferior al poder político de los países favorables al cambio.

  • Los medios de comunicación convencionales. 
    Estos mantienen algo de poder, pero es muy inferior al de las redes sociales en cuanto a su influencia en las tendencias de las masas (las elecciones en USA lo han demostrado).

  • El poder financiero convencional. 
    Este sigue siendo muy poderoso, y será una fuerza fundamental en contra del cambio. Lo probable es que, para disminuir su poder, se fomente una crisis financiera que les debilite. Asunto que no es difícil dada la situación de la deuda global, la inflación esperable, la pérdida de fuerza del dólar, y la mayor fuerza de las criptomonedas.

    También puede ocurrir que parte del poder financiero se “pase al otro bando” al ver claros sus problemas. Para eso, como es un hecho que sus infraestructuras son ineficaces para la nueva era, tienen pocas más opciones que la de ser absorbidos por una gran tecnológica.

  • Las empresas muy vinculadas al rápido crecimiento de las energías renovables. 
    En este caso, como su fuerza actual sigue siendo inferior a la de las empresas de energías fósiles, y como las renovables no van a dejar de crecer, sino que su velocidad de crecimiento será un poco más lenta, lo probable es que no sean un gran enemigo y se adapten a las circunstancias.

Visto lo arriba expuesto, parece que las fuerzas a favor del cambio superan con creces a las contrarias. Pero hay una fuerza adicional en contra del cambio que es muy importante: la inercia. En todas partes, incluso en las que he citado como favorables al cambio, hay multitud de instituciones, contratos firmados, tratados, costumbres, … y personas físicas que no querrán perder sus privilegios. Es decir, habrá muchas zancadillas internas.

Por lo anterior, sumando la inercia a las fuerzas mencionadas, resulta que la cosa está más equilibrada. Habrá que prestar mucha atención a los acontecimientos.

Primera etapa: el pacto con China – Tucídides.

Para que los cambios mencionados se implanten, el paso previo es el de las negociaciones del nuevo gobierno USA con el de China.

Se trata de repartirse el poder mundial; de establecer el “telón de seda”; de dividir el mundo en dos bloques de países, con reglas de funcionamiento muy distintas en cada uno de ellos.

Los asuntos fundamentales a pactar son:

  • La escasa injerencia de los países de uno de los bloques en los del otro. Digo escasa, porque nunca podrá ser nula.
  • La forma de organizar la paz en los mares (fundamental para el comercio) y el espacio (la nueva frontera).
  • La forma de resolver conflictos entre bloques por medio de nuevos organismos supranacionales, con nuevos repartos de poder en esos organismos.

Si hay acuerdo en esos pactos, el cambio estará casi garantizado.

Si no lo hay, lo que estarán garantizadas serán grandes turbulencias.

En realidad, todo esto deriva de la llamada trampa de Tucídides. Es cuando una potencia está en declive y otra en auge. La historia demuestra que, si hay pacto entre ellas, habrá un relativo orden, y en caso contrario, mucho desorden.

Para saber qué es lo más probable que ocurra, hay que recordar que Trump es un empresario (no un político). Por tanto, actuará con mentalidad de empresario. Hará lo que crea mejor para su empresa. Y esa empresa, hoy, es el imperio USA, de la que Trump es el CEO.

Segunda etapa: el nuevo diseño de Occidente.

Hay un importante riesgo, que es el de tener un mal diseño de ese nuevo orden en Occidente. Un diseño que no sea bueno para la humanidad.

Respecto a esto, debemos aceptar que eso de ser bueno o malo para la humanidad es algo muy abstracto. Siempre dependerá del punto de vista de cada uno. Además, no será igual de bueno o malo para todos a la vez. Se trata de un asunto filosófico.

El caso es que, por ahora, tenemos pocos datos de cómo es ese diseño. Me refiero al de detalle, porque los grandes rasgos de las tendencias sí están claros. Son los que he ido describiendo en mis notas y he resumido arriba.

Esto habrá que vigilarlo en su evolución. Si es una mayoría la que considera que el diseño no es adecuado, se podrá utilizar la fuerza de la inercia para evitar su implantación.

Glasnost como mal ejemplo.

Como he dicho, lo que viene es una revolución, no un simple cambio de gobierno. 

Esas revoluciones triunfan unas veces, y fracasan otras.

Pippa Malmgren (una importante analista) ha sugerido una comparación llamativa. Pone el ejemplo de Gorbachov y su glasnost. 

Lo cierto es que aquel intento de modificar completamente la sociedad y el gobierno de la URSS, acabo en su hundimiento.

Pippa piensa que aquí puede pasar lo mismo. Lo expone aquí.

Otros ejemplos.

Además del de glasnost, se puede pensar en otros ejemplos históricos de grandes cambios.

Uno de ellos sería el de la revolución rusa en 1917. Allí triunfó el cambio, pero no se pudo evitar una gran guerra y mucho sufrimiento del pueblo (conste que lo digo sin opinar sobre si el sistema que se proponía era bueno o malo, solo hablo del resultado). Fue más tarde, en 1945, cuando se pactó el reparto del mundo en dos bloques con la conferencia de Yalta. Y se alcanzó algo de estabilidad, con riesgo continuo.

Otro ejemplo a considerar es el del Brexit. Allí, UK eligió “aislarse” de Europa, lo que es algo parecido a lo que dice Trump, aunque él casi habla de aislarse de todos los que no piensen como él. También se hablaba mucho en esa campaña de los inmigrantes (como ha hecho Trump). Pero no se buscaba un cambio total del aparato de gobierno, que es algo que Trump sí propone.

Se puede decir que esos cambios del Brexit eran pequeños comparados con los que Trump busca. Y no hay que olvidar que, aunque el Brexit se hizo de manera pacífica, el resultado es que UK no está ahora en mejores condiciones sociales y económicas que antes de aquel momento. Hay mucha gente arrepentida.

Un ejemplo positivo sería el de la transición española de 1978. Allí, realmente se modificó toda la estructura social y del gobierno. Y se hizo sin guerra (aunque con dificultades y miedos). El problema para USA con esta comparación, es que en la transición española se hizo todo con pactos entre todos los partidos políticos. No parece que los demócratas de USA vayan a apoyar a los republicanos para esto.

En cualquier caso, lo expuesto son sólo ejemplos antiguos para hacernos pensar. Lo cierto es que cada intento de cambio es distinto. Este también lo será.

Democracias vs autarquías.

En todo este proceso está en duda el futuro de las democracias en Occidente. 

Si el proceso de cambio triunfa, puede que las democracias sigan existiendo formalmente, pero serán algo muy distinto a como las “idealizamos” ahora.

Es muy posible que tendamos a sistemas más autárquicos, aunque tengan apariencia de democracias.

Aunque sea incómodo de reconocer, lo cierto es que, en los momentos en que se camina hacia lo desconocido, es más eficaz tener unos buenos líderes, con buena cabeza, y con lealtad ante el pueblo, que dejar que el pueblo elija un camino que no conoce. Eso sí, al final el pueblo será el beneficiado o perjudicado por los hechos. Aquí, la gran pregunta es si Trump y los equipos que ya va nominando tienen esa buena cabeza y esa lealtad al pueblo. La respuesta a esto la tiene que decidir cada uno, que para eso sí vale la democracia; y en las elecciones de USA, han decidido que confían en él. … A nosotros nos toca cruzar los dedos.

¿Matarán a Trump? 

Mientras que estamos en el tiempo intermedio, desde que Trump ha ganado hasta que tome el verdadero control (el veinte de enero), y dado que hay un antiguo poder fáctico que ha perdido el control (el mundo financiero y el mediático convencional), existe un riego importante. 

Los que pierden el control van a hacer todo lo posible por no perderlo. Eso incluye la posibilidad de asesinar al ganador (Trump). Y es algo nada descartable, de hecho, ya lo han intentado dos veces. Si llega a ocurrir, el problema será muy grande, y las consecuencias muy peligrosas.

El general Flynn ha hecho unas declaraciones al respecto que llevan a la preocupación. Se pueden ver aquí.

Una variante de este riesgo es la de que el asesinado (o el de la muerte accidental) fuese Elon Musk. De esa forma, no se generaría tanta revolución en las instituciones, pero sí se frenaría mucho la capacidad de implantar cambios por parte de Trump. 

Es duro decirlo, pero no me extrañaría que las fuerzas de la inercia estén considerando estas opciones.

Cruzo los dedos para que no ocurra. No lo hago por apoyar a Trump, sino para evitar la casi guerra civil que puede empezar si eso pasa.

Consejos para nuestra adaptación.

Como vengo diciendo en notas anteriores, no escribo esto porque me considere ningún poseedor de la verdad, ni para convencer a nadie. Lo hago en mi proceso interno de crearme mi opinión, para luego tomar mis decisiones de futuro.

Por ello, no creo que sea honesto no compartir mis conclusiones. Es lo que hago a continuación, pero recuerdo que pueden ser equivocadas.

Lo que veo es que, como ya he dicho, la victoria de Trump la resumo en que los grandes cambios van a ocurrir más pronto (Kamala buscaba estirar al límite la vida del sistema antiguo, que ya estaba en la UVI). Y que también serán unos cambios con menos dolor que en el caso de haber ganado Kamala (porque esos serían los cambios tras el hundimiento total del sistema).

También veo que esos cambios no se iniciarán de verdad hasta no saber si hay pacto con China. Y esas negociaciones no comenzarán hasta que no tome Trump el poder real. Además de que no serán unas negociaciones de dos días, sino de meses.

Por eso, no debemos prepararnos todavía para algo que tal vez no ocurra, pero sí es importante que nos organicemos, en la medida de nuestras posibilidades, para tener la mayor libertad y agilidad de movimientos hasta que sepamos el resultado de esas negociaciones.

Además, debemos preparar nuestro plan para los dos escenarios ahora posibles, que son: 

  • El de la implantación del nuevo orden mundial con el nuevo “telón de seda”. Con el riesgo de que luego falle, pero con el conocimiento de que estará vigente durante un tiempo nada breve.
  • El de desorden y decadencia generalizada en Occidente por no ser capaces de crear lo necesario.

Mi opinión personal es que se conseguirá implantar ese nuevo orden. Y que esa aventura hacia un nuevo mundo será bonita, interesante, y fructífera. También creo que se podrá hacer sin llegar a WWIII, ni a brutales crisis económicas. 

Igualmente creo que no será fácil, que habrá algunos desórdenes e incluso guerras locales. También problemas económicos (menores que los de la alternativa).

Por tanto, nos tocan unos meses de observación, búsqueda de estrategias para cualquiera de los dos escenarios, y generación de libertad de movimientos ágiles.

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