Guerra – Segunda fase
Escrito por Pablo González y Pedro Nonay tratando de entender las consecuencias de la Guerra.
Nota 6 – Guerra (segunda fase)
Las otras guerras.
27 noviembre 2022
En cuanto a mi habitual y particular resumen de prensa de lo ocurrido desde que escribí la última nota, esta vez quiero resaltar que hemos tenido una semana de “indicios”, más que de grandes acontecimientos. Eso sí, los indicios parece que siguen apuntando a buscar algún tipo de paz. Mis noticias seleccionadas son:
- Cada vez se habla más del “general invierno”, es decir, del frío como estrategia militar. Cada uno lo ve desde su punto de vista. Aquí piensan que puede ser malo para Rusia. Y aquí piensan que será malo para Ucrania.
- También se habla de hacer un Bretton Woods III (organizar la nueva estabilidad mundial entre monedas). Se puede ver un argumento bien contado aquí. Es algo de lo que he hablado mucho en notas anteriores, y que ayudaría a cerrar el ciclo que hemos vivido desde WWII, y a comenzar un nuevo ciclo de onda larga.
- Comienzan los acuerdos con inversores para la reconstrucción de Ucrania. Es verdad que puede ser pronto, pero si hay gente que apuesta su dinero a llegar el primero a ese negocio, es porque cree que el final está cerca (noticia aquí).
- Hemos visto los videos en los que podría deducirse que Ucrania ha matado a soldados rusos que se rendían. Digo “deducirse” porque no hay nada claro en esos videos (hay quien dice que los rusos intentaron disparar). El caso es que están utilizándolos como propaganda para desprestigiar a Ucrania (como hicieron con los misiles en Polonia). Parecen que buscan mermar sus apoyos para forzarles a negociar.
Se puede ver aquí un artículo con una crítica (suave) a Ucrania por esos conceptos, y hay que recordar que lo publica FPIF, que está relacionado con la izquierda occidental.
- En cuanto a la Guerra de poder entre bloques de países, me ha resultado interesante el punto de vista de Douglas Murray (intelectual británico).
Viene a decir que hay anti-occidentalistas chinos, rusos, islámicos, …, pero que el grupo que ve más peligroso es el de los anti-occidentalitas occidentales (el enemigo interno). Habla del suicidio de Occidente. Se puede ver una entrevista aquí.
- Sobre la guerra de la energía, me ha gustado el gráfico que han publicado los de Visual Capitalist (expertos en gráficos llamativos para asuntos económicos). Lo que hacen es poner el precio de la gasolina de cada país en un mapa. Queda claro que Europa tiene problemas. Se puede ver aquí.
- Tras la quiebra de FTX (asunto criptomonedas, del que hablo abajo), hay quien ve la desaparición del concepto cripto, pero otros, como Cathie Wood, que es muy respetada, piensan todo lo contrario (noticia aquí). La conclusión es que no hay nada claro y que habrá que esperar acontecimientos.
Tras este resumen de prensa, y como ya he dicho que no ha sido una semana de grandes acontecimientos, paso a hablar sobre asuntos muy importantes que he ido demorando por las urgencias militares (crisis de criptomonedas, y cuestiones de energía).
FTX. Desorden en las criptomonedas.
Un asunto muy distinto a la Guerra, pero importante, que ha salido en todos los medios es el de la quiebra de FTX.
Para quien no lo sepa, FTX es (o era) uno de los exchanges más importantes del mundo de las criptomonedas.
Un Exchange es, en teoría, el lugar donde la gente puede cambiar sus monedas fiat ($, €, …) por criptomonedas (bitcoin, …). Esa es una operación que se hace en segundos.
Lo que ocurre es que muchos clientes dejaban sus criptomonedas en el Exchange (como dejamos nuestros euros en la cuenta corriente del banco). Y, a los exchanges se les ocurrió copiar lo que hacen los bancos desde siempre: utilizar ese dinero depositado en las cuentas para haces sus inversiones y obtener rentabilidad. Además, también copiaron a los bancos en crear todo tipo de productos derivados, y otros, para ofrecérselos a sus clientes como buena inversión (aunque siempre resulta ser muy mala).
Y todo eso ocurrió sin existir legislación ni controles para ello.
Por eso, es una deducción clara que, si lo de 2007 con los bancos pudo ocurrir existiendo regulación (mala, como se demostró, pero alguna), aquí tenía que pasar algo en algún momento.
La quiebra de FTX es ese momento. Es comparable a lo de Lehman Brothers. Y, como entonces, esto también tendrá efecto dominó, … y regulación posterior.
Eso sí, no hay que confundir el negocio de los exchanges (comparable a los bancos), con el concepto de las criptomonedas (comparable al dólar). Recordemos que la crisis financiera hundió algunos bancos, e hizo mucho daño a otros, … y a los estados. Pero no desaparecieron el dólar o el euro.
Además, siguiendo con la comparación, hay una diferencia entre las criptomonedas y las monedas fiat. Consiste en que, con las monedas fiat, lo normal es tener casi todo en el banco (invertido en productos raros, o en simple cuenta corriente); mientras que, con las criptos, cuando no quieres invertirlas en productos raros, lo que hace la mayoría de la gente es guardarlas en su wallet personal (que es equivalente a tener el dinero debajo del colchón). Por eso, quienes tenían sus criptos en el wallet, no las han perdido. Tan sólo (que no es poco) están sufriendo la caída del precio, que no se sabe si acabará en arreglarse, o en estropearse más.
Por otra parte, es importante fijarse en el momento en que ha ocurrido lo de FTX. El problema existía, pero, como en todas las cosas, hasta que alguien no decide “atacar”, el problema no aflora. Y esa decisión de atacar ha venido de dos frentes: las finanzas convencionales, y la competencia entre exchanges.
Las finanzas convencionales han empezado a tener, si no miedo, al menos respeto al mundo de las criptomonedas. Hasta hace poco, les parecía irrelevante, como un juguete.
Ha sido cuando las criptomonedas han empezado a mover cantidades relevantes de dinero cuando ha cambiado la cosa.
Además, empezaban a tener “poder”, como es el ejemplo de que SBF (que es como llaman al fundador de FTX) era uno de los grandes donantes en las campañas presidenciales americanas (y buscaba hacer lobby para la regulación de las criptos).
Otro ejemplo de “poder” es el que grandes figuras del deporte y el cine estaban prestando su imagen para promocionar negocios asociados a las criptos.
En cuanto a la competencia, el Exchange llamado Binance (el más grande del mundo) se veía atacado por FTX, ya que lo que FTX buscaba con su lobby político era prohibir la actividad de Binance en USA. Y hay que saber que Binance tuvo tiempos anteriores de fuerte asociación con FTX, tras los que era tenedor de muchas criptomonedas creadas por FTX (bueno, no creadas directamente por esa empresa, pero muy relacionadas).
Tan sólo el aviso de ponerlas a la venta hizo hundirse su precio, lo que hundió el valor de los activos que tenía FTX, lo que impidió que pudiera atender sus pagos, lo que desató la cascada de intentos de retiradas, … lo que llevó a cerrarlo.
El resumen es que esto ha ocurrido, no porque las criptomonedas se vayan a hundir por ser una estafa (que no los son, o, mejor dicho, no lo son todas), sino porque habían alcanzado su mayoría de edad, y ahora toca “aceptarlas en sociedad”, pero pidiéndolas que se comporten correctamente (regulación).
Mientras tanto, el daño económico ha sido, y va a ser, grande. Lo que se suma al daño que veníamos sufriendo con la inflación, la escasez energética, …
Mi previsión es que esto era una “limpia” necesaria, como lo fue la crisis de las punto com. Muchas criptomonedas sobrevivirán (especialmente bitcoin), e incluso tendrán un futuro brillante. Otras desaparecerán (las que eran estafas, o juegos tontos). Las empresas del sector serán reguladas. Y, durante un tiempo, desaparecerán de ese mercado los especuladores que buscaban ganancias irreales con esos productos derivados.
Es decir, temporalmente entrará menos dinero en ese mundo, porque sólo se quedarán los que creen en él como inversión a largo plazo.
Hasta que las criptos no sean aceptadas por la sociedad (y por los gobiernos) como monedas, yo las comparo con el coleccionismo.
No hay ningún problema en que alguien quiera hacer una colección de arte, o de cromos de futbol, ni en que la gente se cambie dos cromos de un equipo por uno de otro (según perciban su valor). Lo que sí hay que vigilar son las estafas de las empresas que te venden esos cromos y te cobran con moneda oficial, sobre todo si resulta que no tienen esos cromos que dicen que te han vendido, o si los custodian mal.
En definitiva, lo que ha funcionado mal han sido cosas relacionadas con la economía convencional, no con las criptos. Lo explican bien aquí.
Me ha resultado curioso recibir un email de Coinbase, que es otro Exchange muy importante, donde me vienen a decir que ellos no son como FTX, y que hacen bien su trabajo. Que esté tranquilo y que puedo tener mi dinero allí (lo cierto es que no lo tengo, porque nunca me pareció una decisión adecuada). Han publicado en su blog éste artículo. Queda claro que están asustados.
Respecto a todo esto, me gusta cómo cuenta las cosas Enrique Dans (profesor del IE, entre otras actividades) aquí.
Energía. Falsos estereotipos.
A estas alturas de la Guerra, todos sabemos que el control de la energía, y de sus precios, se ha convertido en un importante arma.
Por eso, también es importante intentar independizarse de la fuente energética que controla el “enemigo”. Lo que pasa es que eso no es tan fácil, ni tan rápido de hacer. No sólo por las grandes inversiones necesarias (que es cierto), sino también por las presiones basadas en el cambio climático, así como por la cuestión de tener acceso a la minería que requiera esa otra fuente de energía (asunto mucho más importante de lo que pueda parecer a primera vista).
Antes de hablar de esas cosas, quiero polemizar un poco con las “verdades universales” que nos cuentan sobre la energía, y que son más que discutibles.
La energía solar es nuclear.
Lo primero que digo es que yo soy un gran creyente en las tecnologías bioclimáticas correctas. De hecho, he dedicado buena parte de mi vida profesional a eso. Es decir, me pongo la venda en la herida antes de que me critiquen como si fuese un negacionista.
Dicho lo anterior, tengo que recordar que la energía solar, como su nombre indica, viene del sol. Y el sol no es una más que inmensa bomba nuclear.
Es decir, aunque moleste a los “beatos ambientalistas”, la energía solar es nuclear.
Eso sí, el sol está muy lejos, por lo que no les preocupa y casi no se dan cuenta. Asunto que nos lleva a otro enfoque: los teóricamente contrarios a la energía nuclear, y favorables a la solar, no están tan en contra de la nuclear. Lo que quieren es que la central nuclear está lejos, y no preocuparse ellos de los residuos. Es la postura egoísta de “lejos de mi casa sí, pero cerca no”.
En el fondo, ocurre lo mismo con las energías eólicas, maremotrices, y todas las llamadas “renovables”, que es un nombre bonito, pero discutible en su concepto. Todas ellas derivan de aprovechar fenómenos climáticos de la tierra, y todos esos fenómenos tienen su causa última en el sol.
Además, lo de ser eternas esas energías renovables es mentira. Es muy sabido que el sol se acabará convirtiendo en lo que llaman una “gigante roja”. Cuando eso ocurra, el sol engullirá a la Tierra. Así que, si Elon Musk no nos ayuda antes a conquistar otros planetas, perderemos la vida en el nuestro. Aunque es cierto que tenemos mucho tiempo para conseguir eso (millones de años).
Lo que quiero decir con lo anterior es que nos conviene pensar en la energía como recurso temporal y viabilidad técnico-económica, y no tanto como pancarta electoral.
También digo que la energía solar es algo muy bueno en lo que debemos profundizar (con los problemas de minería de los que hablo luego).
La chimenea de leña no es ecológica.
Aunque me cree problemas con los “iluminados”, es claro que quemar leña emite CO2. Y más claro que, quemarlos sin combustión perfecta (que no la hay en las chimeneas) genera otros contaminantes y muchos riesgos para la salud.
No voy a detallar el razonamiento científico, para no aburrir al lector. Pero, quien esté interesado puede consultar este informe de la FAO, donde, entre otras cosas, se dice que quemar leña de la forma tradicional es más contaminante que el gas de petróleo licuado.
Así que, es mentira esa idealización bucólica de que la chimenea de leña es ecológica. Lo que no significa que no nos parezca bonito (a mí también).
Lo cierto es que la leña es algo que anteriormente fue un ser vivo, y eso ocurre también con el petróleo o el gas.
El cambio climático es lo natural.
Se habla mucho del cambio climático como un drama por culpa humana. Y se acusa a la forma en que consumimos energía. No es mentira del todo. Tampoco es verdad.
Por la forma en que se comunica, se calla mucho el que el cambio climático es algo que ha ocurrido constantemente en la historia de la Tierra. Jamás ha habido estabilidad climática.
Lo cierto es que, a lo largo del tiempo, en la Tierra han ocurrido impactos de asteroides, grandes explosiones volcánicas, cambios del magnetismo de los polos, cambios de las corrientes marinas, glaciaciones, … Y todos esos eventos han implicado cambios climáticos rápidos (los lentos son constantes), con sus consecuencias para los seres vivos de cada momento. El ejemplo más habitual es el de los dinosaurios, pero están catalogadas cinco extinciones masivas (ver aquí).
Lo que nos dicen que es la novedad es que este cambio climático es el primero provocado por el hombre. Puede que sea cierto (todavía se discute, aunque cada vez menos). Pero eso no cambia el que siempre ha habido cambios climáticos, y que los seguiría habiendo, aunque el hombre no existiera.
La trampa del argumento está en que lo que quieren es la estabilidad climática de forma que la Tierra sea, constantemente, un lugar válido para el hombre (a mí también me gustaría).
Es decir, lo que se busca y se promueve es lo contrario de lo natural. Se quiere conseguir frenar los cambios climáticos naturales y constantes (también los repentinos), y se quiere hacer con el “poder humano”. Se quiere manipular el clima a favor del hombre. Porque, si dejásemos a la Tierra llevar su vida natural, en algún momento dejaría de ser habitable por los humanos.
Por tanto, dejemos la hipocresía. Lo que buscamos es forzar un cambio climático que nos convenga a la especie humana. Es el lógico egoísmo de la especie superior. Nada de dejar que la naturaleza siga su rumbo.
La escasez de energía no es cierta.
No es verdad que haya escasez de energía. Lo que hay es escasez de infraestructuras para obtener la energía. Y mucho más complicado, el que consigamos obtener esa energía a un precio que nos parezca adecuado (ojo a los muchos matices de esa palabra, la de “adecuado”).
Lo cierto es que hay energía en todas partes (el petróleo, el sol, el viento, una piedra de uranio, …). Lo que tenemos que ver es qué tipo de tecnología desarrollamos para poder convertir esa energía en algo que podamos usar para lo que queramos; además de la tecnología para almacenarla y utilizarla en el momento que nos convenga; y además de la tecnología para transportarla y utilizarla en el lugar que queramos. Pedro le ha puesto nombre resumen a esto, lo llama FATU, acrónimo de fuente de energía, almacenamiento, transporte, y uso.
Es decir, con la energía tenemos que elegir una fuente primaria a explotar, un sistema de conversión a algo utlizable, uno de almacenaje, y otro de transporte. Todos ellos acaban siendo instalaciones industriales, que requieren mucha inversión, y materias primas para su construcción.
Me pareció muy descriptivo la forma en que lo resumía un amigo ingeniero. Me dijo: “allá donde hay un gradiente, hay energía, el problema es cómo la aprovechas”. Aclaro que la palabra gradiente, en ingeniería, significa una variación de algo en dos zonas cercanas (por ejemplo, una diferencia de temperaturas, o de presión, o de velocidad, …).
Es muy conocido que, si tuviésemos las instalaciones para aprovechar toda la energía solar que llega a la tierra, nos sobraría, por muchísimo, para toda la que consumimos. Eso sí, si de verdad la aprovechamos toda, se la quitamos a la vida vegetal y animal, así como al equilibrio de temperaturas en la tierra, … Pasa algo parecido con toda la energía del viento, de las corrientes marinas, …, y también hay el problema de que se la quitamos a fenómenos naturales que no nos conviene perder.
Por otra parte, es un hecho que tenemos tecnología para aprovechar muy diversos tipos de energía. Podemos investigar en mejorarlas, pero las tenemos.
El problema vuelve siempre al mismo concepto, el de la infraestructura “adecuada”. Que se complica más si le ponemos la palabra de “competitiva”.
Esto nos lleva a enlazar con el asunto de estas notas, que es el de la Guerra de bloques de países.
Si los bloques de países estuvieran verdaderamente incomunicados, cada uno podría usar la energía que quisiese como fundamental. No importaría que los precios fueran muy distintos para cada energía en cada bloque (ya adaptaríamos nuestra economía a esos precios). La cosa cambia si tenemos que comerciar con el otro bloque, y si su energía es mucho más barata que la nuestra. Eso nos obliga a comprar sus productos, y a depender de ellos.
En el párrafo de arriba he dicho “ya adaptaríamos nuestra economía …”. No puedo profundizar en eso ahora, pero quiero recalcar que los viejos manuales de economía (incluso los marxistas) están mal cuando resumen todo en disponibilidad de dinero (capital) y mano de obra (trabajo). Lo cierto es que hay que incluir la disponibilidad de energía y de materias primas. El ejemplo claro es que, por mucho dinero y población que exista en un lugar, si no hay comida, la sociedad no va a funcionar. Pasa lo mismo si no tienes las materias primas que necesitas para fabricar tus instalaciones de producción, almacenamiento, transporte, y consumo de energía.
Cambiar la energía es cambiar la minería.
Casi se deduce de cosas que he dicho arriba, pero veo importante dedicarle epígrafe concreto al asunto que trato aquí.
Podemos elegir cambiar de modelo energético por distintas razones. Puede ser por cuestiones ecológicas (incluso mal fundamentadas), o porque nuestro enemigo es el que tiene el petróleo y no queremos depender de él, …
Ahora bien, pongamos el caso de que hemos elegido abandonar el petróleo y obtener toda nuestra energía de paneles solares. Ya sé que es un caso extremo y que no funcionaría bien, pero quiero poner el ejemplo para que se pueda visualizar el problema.
Como resulta que, para almacenar la energía hacen falta baterías de litio, la pregunta es ¿tenemos litio suficiente para fabricar todas las baterías necesarias? Incluso, la otra pregunta es ¿lo tenemos en nuestro bloque de países? La respuesta rápida es que no.
Con esto quiero llegar al resultado: para cambiar el modelo energético, además de mucho dinero para invertir en infraestructuras (como serían millones de paneles solares, baterías y cableado); además de mucho tiempo para construir muchas fábricas de paneles solares (por millones, no como ahora); y además de los problemas de precios; necesitamos estar seguros de que tenemos el acceso a los recursos mineros suficientes.
Si la respuesta es que no tenemos el acceso a esos recursos mineros, más nos vale ir pensando en intentar basarnos en otra energía que requiera otros materiales que sí tengamos; o en desarrollar nuevas tecnologías (que no va a ser rápido); o en pactar con el país que tenga esos recursos mineros, o en “comprarle”, o en conquistarle con una guerra iniciada por nosotros (si se llega a ese caso, a ver cómo explicamos que esa invasión es justa y necesaria, al contrario que la de Rusia). Lo siento, pero no hay más opciones.
En definitiva, el poder no está tanto en el dinero, sino en los recursos minerales (también los agrícolas). Lo demás lo podemos producir trabajando y pensando bien, eso sí es cosa de dinero y mano de obra.
Sobre lo dicho, recomiendo ver este informe sobre recursos mineros y energía, así como esta noticia sobre problemas en la industria de energía eólica.
Siempre hay mucho más que contar, pero como se hace largo, lo dejo para siguientes notas.
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