Guerra – Segunda fase
Escrito por Pablo González y Pedro Nonay tratando de entender las consecuencias de la Guerra.
Nota 3 – Guerra (segunda fase)
Esperando a China
23 octubre 2022
Nos encontramos a la espera de que termine el congreso del partido comunista chino, y de que sus nuevos dirigentes tomen decisiones de futuro en relación a la Guerra y al nuevo orden mundial.
La toma de decisiones les llevará unos días tras finalizar el congreso. Además, aunque las tomen, eso no implica que las hagan públicas inmediatamente, ni que las conozcamos.
Toca esperar. Con los dedos cruzados.
Mientras tanto, quiero centrar esta nueva nota en contar lo que yo interpreto como pequeñas señales de las posiciones de las partes, así como en describir un poco tendencias que van incluso más allá de los resultados de la Guerra. Es decir, escribo esta nota como transitoria hasta que nos lleguen las informaciones decisivas.
En cuanto a lo que he llamado “pequeñas señales”, las resumo en mi habitual y particular resumen de prensa:
- La izquierda radical occidental está muy dividida. Ya cité en notas anteriores las opiniones de Paul Mason a favor de hacer Guerra dura contra Putin.
Lo que es nuevo (para mí) es la petición de firmas en Change.org que ha hecho otra parte de la izquierda occidental (se puede ver aquí). Es muy significativo que lo ha firmado Chomsky, que es referente para nuestro Pablo Iglesias. Por cierto, como curiosidad, aunque Chomsky nació en USA, sus padres eran inmigrantes judíos de Ucrania (debe tener más de alguna información directa de allí, y más de un sentimiento involucrado).
El caso es que, en esa petición, de principios de octubre, se propone algo parecido a pactar una paz. No hablan sólo de Ucrania, también de Taiwan. Vienen a decir que es mejor renunciar a algo, que entrar en Guerra mundial. Lo cierto es que el texto está muy bien escrito. Se parece mucho a lo que yo sugerí al final de mi reciente nota 2.
Resulta que, en esto, la izquierda radical está muy cercana a las propuestas de la derecha radical de Occidente (Trump, Musk, Meloni, …). Es el clásico de que “los extremos se tocan”. Sin embargo, las derechas e izquierdas moderadas de Occidente siguen apostando por la Guerra total. Veremos, …
Otras partes de la izquierda occidental están bastante en desacuerdo con esa propuesta, como se puede ver aquí.
- El 22 de octubre de 2022, ha sido noticia una fotografía.
- No hay ninguna explicación pública. Es sólo la foto. Se parece a lo que he comentado antes de la kremlinología, es decir, que cada uno saque sus conclusiones.
El caso es que Hu Jintao (el anterior líder de China) ha sido ¿expulsado?, ¿ayudado a salir? del congreso del partido comunista de China. Y, Xi Jinping, sentado justo a su derecha, ha ignorado sus pretensiones de conversación.
Con el secretismo que les caracteriza, tardaremos mucho en saber la verdad de lo ocurrido, pero tiene toda la pinta de ser la primera fase de un cambio de poder radical en China. Algo así como un “aviso a navegantes”. Y, hay que recordar que Hu Jintao era conocido por ser más moderado que Xi Jinping.
- Siguiendo con el Congreso del Partido Comunista chino, el 23 de octubre se han nombrado los miembros del Comité Permanente, que es su máximo órgano. El resultado es que no queda rastro de distintas “corrientes” dentro del partido. Todos son de la máxima lealtad a Xi. Además, son relativamente jóvenes para lo que se estila en estas organizaciones, por lo que puede ser una estructura de larga vida, tal vez pensada para un proyecto igualmente largo.
Ahora Xi Jinping tiene el control absoluto del partido y del país durante cinco años. Es más que probable que quiera emplear ese tiempo en conseguir también un control de gran parte del mundo.
Xi Jinping ha dado un discurso. Es de remarcar la frase: “China no se puede desarrollar sin el mundo, y el mundo también necesita a China”.
A partir de ya, empezarán a actuar. Habrá que estar muy pendientes. Va a ser el inicio de unos tiempos muy distintos.
- Desde este verano, ha habido muchas conversaciones sobre la creación de una moneda propia de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China, y Sudáfrica). Ha salido muy poco en las noticias, pero lo están hablando en serio.
Además, parece que Arabia Saudí se quiere incorporar, lo que significaría que el petróleo se podría cambiar de moneda de referencia (esto ayuda a entender por qué Occidente intenta ocultar la noticia).
Caso de ser cierto, es mucho más importante de lo que puede parecer.
Se puede ver algo de información aquí y aquí. De nuevo, es muy significativa la fotografía. Hay que recordar que estos países, sin más socios, representan más del 40 de la población mundial y del GDP.
- También, en cuanto a monedas, me ha gustado el resumen que hacen aquí de la evolución del yuan digital (la criptomoneda estatal china).
Continúa en pruebas, pero ya son pruebas con cifras muy serias. Han movido 13.900 millones de USD; 360 millones de transacciones; 5,6 millones de comercios la aceptan, …Me parece que esto ya no lo para nadie.
- Mientras tanto, en Occidente también hay evolución de las criptomonedas. Es evolución de otro rango, pero nada desdeñable. Se trata de los acuerdos entre Google y Coinbase. El caso es que Google va a aceptar pagos en criptomonedas en base a su acuerdo con el exchange Coinbase. Se puede ver aquí.
Esto no deja de ser otro pequeño ataque a la fuerza del dólar.
- No hace falta comentarlo mucho, por ser muy público, pero es importante recordar que la crisis de gobierno en UK, y la formación del nuevo en Italia, debilitan bastante a Occidente.
- Por otra parte, Alemania ha decidido pagar las subidas del gas a los hogares (se puede ver aquí). La medida es lógica y caritativa, pero ayuda muy poco a rebajar la inflación. Si los hogares no recortan sus consumos, por no tener daños económicos, seguirán consumiendo. La inflación seguirá subiendo y los costes los pagará el estado, es decir, mayor endeudamiento público en un país que no lo puede soportar. No pinta bien.
- Igualmente, hay que recordar que los movimientos del gas natural ruso no son como nos cuentan. Las sanciones no les debilitan. Han cobrado incluso más que antes. Han vendido más que antes a algunos países europeos. Y tienen salidas de futuro con sus “países amigos”. Se puede ver aquí, y la fuente es una universidad americana.
En cuanto a las tendencias, que afectarán a la evolución de las cosas incluso después de la Guerra, comento lo siguiente.
La dictadura del algoritmo.
Reconozco que puede parecer un poco extraño y futurista lo que voy a contar, pero pido a los lectores que lo miren con atención, porque pienso que es una de las grandes tendencias que nos afectan, y que pertenecen a las causas profundas de toda la inestabilidad en que nos encontramos.
Empiezo a contarlo con el ejemplo del juego del ajedrez.
Todos sabemos que el ajedrez es un juego de estrategia, muy intelectual, donde hay tantas posibilidades al inicio de una partida que ningún jugador “humano” puede analizarlas todas. Los jugadores buenos son los que tienen capacidad de analizar la mayor cantidad de movimientos posibles en cada jugada, así como los que tienen la mayor intuición sobre lo que no pueden analizar.
También todos recordaremos (aunque tengamos que buscar en Google las fechas exactas) que resultó muy famoso el momento (1997) en que un ordenador, llamado Deep Blue, ganó a Kasparov, que era uno de los mejores jugadores mundiales y eterno rival de Karpov (por cierto, ahora también están enfrentados por la Guerra, estando Karpov a favor de Putin y Kasparov en contra, como se puede ver aquí).
El caso es que una máquina ganó al mejor humano en un juego intelectual.
Eso no fue casualidad, ni descrédito. Las máquinas (que son desarrollos humanos, no lo olvidemos) están diseñadas para que puedan hacer muchos más cálculos y mucho más rápidos que nosotros. Cuando hubo la suficiente evolución de los ordenadores, Deep Blue resulto capaz de analizar más jugadas que Kasparov.
Ese fue el punto de no retorno. Desde entonces, las máquinas son capaces de analizar cada vez más jugadas, y los humanos no.
De hecho, es mucho más reciente (septiembre) el asunto del jugador Hans Niemann contra Magnus Carlsen. Se acusa al primero de haber hecho trampa por llevar un dispositivo en determinado agujero de su cuerpo por el que recibía avisos de un amigo que estaba jugando la misma partida contra una máquina (noticia aquí).
Cuento todo esto para resaltar que las máquinas ya han llegado a tener la capacidad de tomar mejores decisiones que los humanos en labores intelectuales.
Si llevamos este ejemplo a la política, o a la economía, sabemos que ambas se toman con escasez de datos y con la capacidad humana (limitada) de analizar alternativas ante esos datos.
Lo probable es que estemos ya muy cerca (si no hemos alcanzado ese punto) del momento en que la máquina pueda ser alimentada con todos los datos disponibles y tome mejores decisiones que el mejor presidente de gobierno, o el mejor CEO.
Cuando lleguemos a ese momento, pierde el sentido el que elijamos a nuestro político por votación de electores, con menos criterio todavía (en las democracias), o por decisión de las oligarquías (en las dictaduras). Será un hecho que la máquina lo hará mejor.
Ocurre igual en las empresas. Desaparecerá el concepto de la “mano invisible” de Adam Smith. La evolución de los mercados será el resultado, como siempre, de la consideración de muchas alternativas ante datos inciertos. Y la máquina hará mejores previsiones.
Lo anterior lo hará la máquina, basada en la cantidad de datos con que se le alimente, su capacidad de proceso de los mismos, así como con técnicas de inteligencia artificial, y, por supuesto, en base a los algoritmos con que se haya programado.
Y aquí llego al punto que quería. Nos guste o no, las decisiones políticas y empresariales las van a tomar las máquinas, no los humanos. Más pronto que tarde. En los países hoy democráticos, y en los hoy dictatoriales.
Lo que sí podemos decidir los humanos es la prioridad de algoritmos con los que programamos la máquina, que no es poco.
Pongo como ejemplo: en el ajedrez le decimos a la máquina que la prioridad es comer al rey (el ajedrez es republicano). Si, en el orden mundial, le decimos a la máquina que la prioridad máxima es proteger el medio ambiente, una posibilidad es que la máquina decida exterminar a los seres humanos.
El anterior es un ejemplo exagerado, pero nos vale para centrar las ideas. Tendríamos que darle a la máquina un juego de prioridades (definido con porcentajes de peso) en cuanto al medio ambiente, la calidad de vida humana, las desigualdades, la apertura del “ascensor social”, … Y eso sí que es cosa nuestra. Tras ello, el trabajo intelectual de los humanos quedaría relegado a la reprogamación de la máquina, … y al arte.
Por supuesto, en ese momento se habrán acabado las dudas sobre qué sistema político y empresarial es el correcto (libre mercado, o planificación central, …), que son las causas de las Guerras en las que nos encontramos. Así que, aunque no nos guste, cuanto antes lleguemos ahí, mejor será.
Hago la mención a que esto no es sólo una locura mía. Hay más locos. De hecho, en Dinamarca ya hay un partido, el Partido sintético de Dinamarca, que propone a una máquina como candidato (aunque usan a un testaferro humano como candidato oficial, porque lo otro no está permitido). Se puede ver la noticia aquí.
También hago la mención de que el sustituir a los gobiernos por máquinas puede ser algo exagerado por ahora, pero todos los días se están sustituyendo labores delicadas por máquinas. Por ejemplo, los aviones van la mayor parte del tiempo con el piloto automático, y los coches están a punto de ser autónomos.
Al final, las decisiones las van a tomar los algoritmos. Es lo que llamo la dictadura del algoritmo. Por eso es muy importante revisar las instrucciones que le damos al algoritmo. Nada fáciles, por cierto. Pensemos en un coche que está a punto de atropellar a una persona, porque, por ejemplo, se ha quedado sin frenos. ¿Elije la máquina que muera el peatón o el conductor?, ¿lo hace en base a la edad de ambos (que la conoce)?, o, ¿en base a la probabilidad médica de supervivencia (que también sabe calcular)?, o ¿en base a lo que el mundo pierde con la falta de cada uno (también conoce sus trabajos y capacidades?, …
Relación estado – religión – dinero.
Me ha hecho pensar un asunto que he oído recientemente a un buen amigo (Adrián, que escribe, entre otros sitios, en adrianbernabeu.com).
Adrián es un enamorado de Bitcoin y tiene una analogía de evolución histórica muy interesante.
Dice que, cuando se acabó el antiguo Régimen (tras la Revolución Francesa), se rompió la unidad Estado-Religión. A partir de aquel momento, las decisiones de los gobiernos pasaron a estar “influidas, pero no dominadas” por todas las tendencias de cada lugar y momento, incluidas las religiosas. Eso es algo cierto y que todos hemos estudiado desde el colegio.
Fue aquel uno de los acontecimientos relevantes para crear lo que han sido las democracias occidentales. Y se generó mucho progreso, aunque hoy se encuentren esos países en situación de debilidad.
Es claro que ese progreso no resultó el mismo en los países que no hicieron esa separación de estado y religión, como son los países musulmanes.
Pues bien, defiende Adrián que ahora toca hacer algo parecido a aquello, separando al estado de las monedas. Cree que permitir que el estado controle las monedas es darle un poder excesivo. Y piensa que Bitcoin podría cubrir el espacio de moneda universal, no manipulable por personas ni por gobiernos, además de fácilmente transaccionable, divisible, segura, trazable…
No es que esto sea una invención de Adrián. Lo dice mucha gente desde hace tiempo. Lo que ha hecho saltar algún click en mi cabeza es la analogía.
Considerando todas las batallas que están dándose ahora con la inflación, el poder del dólar, la evolución del yuan digital, la moneda de pago del petróleo, … la sugerencia es, como poco, interesante.
Yo creo que algo parecido ocurrirá en algún momento. Pero también creo que todavía puede ser un poco pronto para eso.
Hasta aquí he llegado por hoy en esta nota que he llamado transitoria. En siguientes notas trataré lo que haya pasado mientras tanto, así como la situación de Europa, muy debilitada por la energía y por el dólar. También cómo la fortaleza del dólar puede ser tan sólo transitoria.