Pensando 2020
Escrito por Pablo González y Pedro Nonay en la primavera de 2020, tratando de entender las consecuencias del Covid 19.
Nota 3 – Covid 19
11 abril 2020
Antes de continuar con el “relato” (palabro de moda) que tenía pensado, hago algunos comentarios sobre opiniones que me han llegado de alguno de los amigos sobre las 2 notas anteriores. Opiniones que agradezco, y os pido, porque me ayudan a centrar ideas, y pueden hacer este pequeño ejercicio un poco más útil para todos.
Comentarios sobre opiniones recibidas:
Corrupción.
Me dice un amigo que hay que acabar con ella, porque es una gran lacra. No miente, pero hay que entender que la corrupción, como la droga, o las putas, es algo imposible de eliminar. Existe desde el principio de los tiempos, y existirá hasta el final.
Lo que sí podemos hacer (y es algo que han hecho todas las civilizaciones, con mayor o menor éxito) es intentar minimizar sus efectos.
No es lo mismo un país en el que los corruptos controlan todas las instituciones, que otro en el que haya algo de corrupción, pero atosigada por las instituciones.
Sería muy bonito conseguir eliminarla, pero la perfección en esto no es posible.
También hay que tener claro que, aunque la corrupción ha sido un problema desde siempre, no es, de ninguna forma, la causa principal, ni del Covid 19, ni de la crisis económica y social a la que nos enfrentamos.
Dinero negro.
También me dicen que es posible que toda la situación actual aumente el desplazamiento de mucha gente a la economía sumergida.
Eso puede ocurrir para evitar impuestos, bajo la justificación de que el dinero de los impuestos se lo gastan los gobiernos en profundas estupideces (no les falta razón). O, también puede ocurrir para hacer más viable la economía “de guerra”, como sería el caso de pagar salarios en negro y evitar gasto en seguridad social (el empresario gasta menos, y el trabajador gana más).
El riesgo es cierto. Y va a generar muchas tensiones. Las partes implicadas van a buscar los caminos para hacerlo. Y los gobiernos van a buscar los caminos para evitarlo (con su tradicional poca eficacia).
Históricamente el dinero negro se ha movido alrededor del 20 % de la economía (un poco más o un poco menos, dependiendo del país y el momento). Lo que no sólo no es poco, sino más bien mucho. Pero no veo que eso vaya a cambiar. Digo eso porque aquí juegan factores de la forma de ser humana (avaricia contra asunción de riesgo), y esas actitudes humanas no tienen nada que ver con la crisis, sino que son eternas.
Seguro que la necesidad incentivará a más de uno a correr un riesgo que no correría sin ella. Pero también los gobiernos tienen hoy más herramientas que antes (precisamente tras internet) para vigilar eso.
Creo que la partida quedará en “tablas”. Y las cosas seguirán más o menos igual.
Condonación de deuda.
También me dicen que la única salida es la de un “reset” de deuda (en sus muchas variantes).
No digo yo que no lo intenten y lo estudien, en todas las versiones. De hecho, creo que lo están haciendo. ¿O no es algo de ese estilo lo que se hizo en España con la SAREB?.
Pero, para hacer algo así a gran escala, hay que tener en cuenta que una deuda condonada implica que alguien no cobra. Desde luego, el “condonado” mejora su balance, pero el “condonante” lo estropea.
La pregunta es: ¿tienen los bancos y los estados margen para asumir pérdidas masivas por deudas condonadas?. Creo que la respuesta es que no.
Alguien (mas bien muchos) puede pedir que los bancos condonen, con ayuda estatal para asumir esas pérdidas (incluso siendo nacionalizados previamente). Y que los gobiernos saquen el dinero para esas ayudas de “la máquina de imprimir billetes”. Suena bonito, de hecho, lo van a hacer hasta donde puedan. Pero esas cosas tienen un límite que vamos a superar. Después aparece la hiperinflación, la pérdida de confianza mundial en ese país, ….
Lo que sí puede ocurrir es algo parecido a lo que pasa en las fusiones de empresas. Cuando una empresa se fusiona con otra con la que tiene una deuda, al quedarse en el mismo balance el acreedor y el deudor, la deuda desaparece (como por arte de magia). Eso sí, cuando esas cosas ocurren, normalmente el acreedor es el que toma el control de la nueva empresa, con todos sus activos. Es decir, acaba siendo algo parecido a una dación en pago (te doy lo que me queda, y con eso ya no te debo nada).
Así, puede aparecer el concepto de “fusión de países” (¿no es algo de eso lo que se está discutiendo en Europa bajo el nombre de “mutualización de deuda”?). En este caso, el país que deja de cobrar es el que pasa a mandar (es su pago).
O, hay otra forma de que los países puedan “condonar” su deuda, que es la dación en pago directa. Sería el caso de entregar activos públicos a quien ponga la pasta necesaria. Un ejemplo exagerado, pero descriptivo, sería que España entregue la propiedad del Museo del Prado, o del Palacio Real, o de sus otras muchas propiedades a quien le dé el dinero que necesita. Y, si alguien dice que eso es una estupidez, le recuerdo que lo que hubo de Plan Marshall en España (poco, como dejó claro Berlanga en la película), nos costó entregar la soberanía de las bases americanas a USA (y a ellos les pareció una contraprestación aceptable en ese momento).
Resumen: Sí. Algo de eso habrá, pero no es tan fácil. Los de Pablo Iglesias lo simplifican en “se lo quitaremos a los ricos” y, puede ser ideológicamente viable, pero no es nada claro de aplicar, porque hay obreros que tienen sus ahorros metidos en ese lugar al que le quieren cargar los costes.
Me inclino más por la “fusión de países”, o por la dación en pago, que por la anulación directa de deudas.
Planes contables obsoletos.
Otro comentario interesante recibido dice que, en el mundo moderno, nada se amortiza en 10 años, que los tiempos se han acelerado, y que eso hace que los balances sean más falsos (por obligación de la ley).
Es completamente cierto. Pero eso no es causa de hoy, ni de internet (un poco sí, en concreto la parte de que todo se haya acelerado). La causa es que los burócratas siempre quieren usar las mismas reglas (plan contable, por ejemplo) para cosas muy distintas. Y, al igual que no se puede usar un destornillador para girar una tuerca (para eso es mejor una llave inglesa), tampoco se puede usar el mismo plan contable para actividades muy distintas.
El ejemplo claro es que, si una empresa trabaja con productos de ciclo de producción de 15 días (los que venden lechugas, por ejemplo), su balance no debería ser anual, sino quincenal, que es el ciclo de producción. Y si una empresa trabaja con productos cuyo ciclo de producción es de varios años (el desarrollo inmobiliario, por ejemplo), el balance anual no da ninguna información útil (daría mucha más información el balance decenal).
En definitiva, es cierto que la información contable oficial es poco más que basura. Pero eso no viene de esta crisis, sino de siempre.
Cosa distinta es que haya expertos en aprovecharse de esas estupideces de obligación por Ley. Si alguien sabe que, aunque los balances oficiales sean feos, en esa empresa hay activos no aflorados, y la empresa tiene dificultades por ley contable, es el momento de “atacarla”.
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Continúo ahora con el “relato”, aunque no mucho, porque me he extendido con los comentarios anteriores.
Covid 19 y “parar la bicicleta”.
Nuestra sociedad ya tenía unos problemas previos, con una causa última (internet), y con unas debilidades que ya he comentado.
El Covid 19 está haciendo una verdadera prueba de estrés al sistema. Y lo más probable es que nos genere el infarto (del sistema, no de la salud de cada uno, aunque a alguien también le dará el otro).
Tenemos a la mitad de la población mundial “confinada” (otro palabro de moda). Ya sé que los que no cumplen son muchos más de los que dicen los medios de comunicación (los tontos, los listillos, los ladrones, los de la droga, …). Pero miles de millones de personas parando su actividad durante meses es algo nunca visto (y todos a la vez). Una cosa es una huelga en un sector, o en un país, durante unos pocos días, y otra cosa es esto.
El caso es que no estamos consumiendo (o mucho menos); no estamos produciendo; no generaremos beneficios, lo que significa que no pagaremos impuestos el mes próximo (el caso de los autónomos es más sangrante); …
Hemos parado la bicicleta. Y todos sabemos que, si no se dan pedales, y no se ponen las piernas (o no llevamos ruedines), la consecuencia es caerse. Es un ejemplo tonto, pero muy descriptivo, y es lo que va a pasar (con poco remedio).
Un ejemplo un poco más serio que el de la bicicleta es el de los altos hornos. Si se para el horno con las cubas llenas de acero líquido y se deja enfriar, el acero se solidifica. En ese caso no es nada fácil “abrir la tienda” al día siguiente. La cuba se ha inutilizado, y hay que construir unas nuevas instalaciones (con una gran inversión). Además, si eso ocurre, y si hay el dinero para las nuevas instalaciones (que no será el caso), es el momento de repensar si las antiguas instalaciones eran las más adecuadas para la demanda del momento actual, o si hay que construir de nuevo algo distinto. Creo que esa es la situación en la que nos encontramos.
El mundo se ha parado (aquella frase de broma antigua que decía: “que paren el mundo que me bajo” se ha hecho realidad, y … no es tan graciosa). Las máquinas se han roto. No sólo el ascensor social, sino casi todas las máquinas. Ponerlo de nuevo en marcha implica muchas inversiones (con dinero que no tenemos), y decisiones sobre qué nuevas máquinas necesitamos ahora.
Los costes de la parada.
La parada en la actividad económica va a generar dos tipos de costes. Los directos, que son los de salarios no cobrados, ventas no hechas, e impuestos no generados. Y los indirectos, que son los de inversiones futuras en “arreglar la máquina”.
No creo que casi nadie pueda estimar hoy con precisión esos costes (faltan datos). Pero sí es fácil hacer unos números gordos para hacerse idea del orden de magnitud. Y, como lo que importa es eso (el orden de magnitud), no afecta para nada el tener errores del 20-30 %. Por eso paso a hacer esos números gordos con datos casi de memoria, ya que buscar datos exactos en Google es fácil, pero consumiría un tiempo innecesario.
- Si el GDP de España es algo superior al billón, y si la actividad pública es algo parecido al 35 % del GDP, entonces la privada es de unos 650.000 millones. Eso implica unos 55.000 millones al mes.
No es fácil saber qué porcentaje de la actividad privada se ha parado en el confinamiento. Pero parece lógico pensar que puede ser del rango de 60 – 70 %. Hago mención aquí a que hay muchas empresas que no están cerradas de forma oficial, pero sus ventas sí han caído mucho, lo que tiene el efecto de “no ingresos”, que es lo que importa (no el cierre oficial).
Asumiendo que se ha parado un 60 % de la economía privada (que creo que la realidad es más alta), eso implicaría un GDP “no producido” de unos 33.000 millones de euros al mes.
- Pensando desde el punto de vista de las personas, habrá muchos que tengan ahorros. Para ellos, el tiempo de “parada” significa mermar los ahorros de una forma inesperada. Pero, al menos pueden hacerlo. Lo harán mejor los que tengan fuente de ingresos clara tras el parón.
Pero hay otros muchos que no tienen ahorros, ni fuente de ingresos para después. Es difícil de estimar esto, pero se pueden hacer algunas suposiciones:
- Primero supondré que los parados previos a la “parada” ya estaban considerados en los presupuestos, por lo que no hará falta “dinero nuevo” (cosa que ya es mucho suponer).
- También supondré que los parados nuevos serán algo parecido a 1,5 millones de personas. Aquí considero como parados también a los de los ERTES, porque ese coste sí se tendrá que sacar de “dinero nuevo”, aunque lo pague la empresa que recibirá subvenciones para ello.
No he puesto 1,5 Millones a ojo. Lo he hecho porque una noticia de 2 de abril decía que había unas 600.000 personas en ERTEs, y unos 300.000 parados nuevos. Y creo que esas cifras subirán. De hecho, 1,5 millones me parece una cifra baja. - Esa gente (los nuevos parados) es muy probable que sean, en su mayoría, de los estratos más débiles de la sociedad. No creo que más del 10 % de ellos tengan ahorros para afrontar la falta de ingresos.
- Independientemente de cual fuera su salario antiguo, para darles una mínima capacidad de supervivencia necesitarán algo parecido a 1.000 € al mes cada uno (parte de esos 1.000 euros pueden llegarles de forma indirecta, como ayudas al propietario de la vivienda para que no les cobre el alquiler, pero eso cambia el destinatario, no la necesidad total de fondos).
- Si pensamos en el 90 % de 1,5 millones de personas recibiendo 1.000 € al mes, eso nos da unos 1.300 millones de euros al mes.
- Además, hay que pensar en los autónomos y los pequeños empresarios (comerciantes, hostelería y similar). Esa gente no aparece como parados, ni como parte de ERTEs, pero muchos de ellos no tendrán capacidad de sobrevivir. Parece que hay 3,2 millones de personas en el régimen de autónomos, a lo que hay que sumar pequeños empresarios que no estén en ese régimen. Se puede pensar en unos 4 millones de personas en estas condiciones. De ellos, es fácil que la cuarta parte no puedan garantizar su subsistencia con ahorros. Saldría otro millón de personas que necesitarían esos 1.000 € al mes. Así que otros 1.000 millones de euros al mes.
Así que, tan sólo para la supervivencia básica de las personas sin ahorros, harían falta unos 2.300 millones de euros al mes (cifra que muy probablemente sea una estimación baja).
- Primero supondré que los parados previos a la “parada” ya estaban considerados en los presupuestos, por lo que no hará falta “dinero nuevo” (cosa que ya es mucho suponer).
- Ahora pensemos desde el punto de vista de las empresas. Pocas empresas conseguían, en los años recientes, márgenes de beneficios superiores al 10 % sobre ventas. Así que, si no se modifican sus costes (si no hacen despidos, básicamente), y si pensamos que la “parada” de 2 meses les habrá hecho bajar sus ventas más de un 10 % del total anual, lo normal es que casi todas acaben en pérdidas este año (con la excepción de Mercadona y otras pocas privilegiadas por el covid 19).
Habrá un porcentaje de esas empresas que puedan asumir las pérdidas con sus balances actuales. Pero otras no podrán, y necesitarán: o ir a Concurso de Acreedores, o inyecciones de nuevo capital (a ver quién lo pone).
Además de los problemas de balance, están los de cash Flow. Puede que una empresa pueda aguantar las pérdidas, pero ¿tiene, en liquidez, dinero suficiente para pagar dos meses de gastos sin ingresos?. Son muy pocas las empresas que tendrán esa liquidez. Sus opciones son: la de buscar financiación (a ver si se la dan), lo que será un coste adicional no previsto, o la de malvender con prisas algún activo (lo que estropea más el balance).
En definitiva, muchas empresas van a quebrar (con su generación de futuro paro adicional). Otras van a entrar en la UVI financiera. Y otras van a cambiar de dueños, saliendo el antiguo, y entrando el que pone la “pasta nueva” (o la capacidad de aval). Ante esto último, queda muy bonita la decisión del gobierno de prohibir la toma de control de empresas estratégicas por capital extranjero, pero ¿Quién pone el dinero?.
- También hay que ver las cosas desde el punto de vista de: ingresos del gobierno mermados.
Ya hemos dicho que hay que pensar que casi ninguna empresa va a dar beneficios este ejercicio. Supongamos que es el 80 % las que no lo dan. Como la recaudación por el impuesto de sociedades en España venía siendo del 5 % del PIB (aprox), eso son unos 50.000 millones. Así que, si se recauda un 80 % menos, se recaudarán unos 40.000 millones menos por IS.
En cuanto al IVA, la recaudación en España andaba por el 6,5 % del PIB, lo que son unos 65.000 millones. Es claro que el confinamiento ha bajado las ventas de muchos productos sujetos a IVA. Cuantificarlo es difícil, pero no suena raro pensar que puede haber sido algo parecido a la mitad. Así que, si durante dos meses se vende la mitad de las cosas sujetas a IVA, en el año se ha vendido un 10 % menos. Ello nos da una menor recaudación anual por IVA de unos 6.500 millones de euros.
También bajarán las recaudaciones por otros conceptos (IRPF, …), pero basta lo anterior para saber que la recaudación del Estado va a bajar en más de 46.000 millones de euros.
En resumen, el Estado va a tener muchos menos ingresos de los previstos, y muchos más gastos de los también previstos (ayudas a las personas y a las empresas, además de los financieros). Puede que falten más de 50.000 millones si el “parón” es de dos meses. Además, aunque el parón total sea de dos meses, la reactivación no va a ser del 100 % de un día a otro. Habrá muchos meses de actividad baja, lo que significará la necesidad de más dinero.
A ello hay que sumarle los costes de “arreglar la máquina”, que serán nuevas inversiones, o el manoseado “Plan Marshall”. Que bien tendrá que ser de una cifra superior a la anterior.
¿De donde va a sacar España ese dinero?. Si alguien se lo deja, va a imponer sus reglas. Y si no lo encuentra, la salida es el hambre.
Por ahora van a disimular, y a poner parches. Por ejemplo, los pactos de hace dos días con Europa dicen que se activan 400.000 millones para toda Europa. Si se reparten proporcionalmente a la población, a España le tocará el 10 %, que son unos 40.000 millones. Y, … ya hemos visto que esa cifra no es suficiente para los costes inmediatos.
Aquí me acuerdo de una frase que he leído hace poco. Decía más o menos así: “el resultado de la guerra geopolítica entre USA y China, que se ha acelerado con el Covid 19, es que el botín para el ganador va ser quedarse Europa”.
Otra forma de ver el asunto es que se pueden hacer números parecidos para todos los países. El resultado será el mismo: quiebra de casi todos. Eso nos puede llevar a pensar en algo parecido a la caída del Imperio Romano.
Continuaré, … . Pero no todo es tan pesimista. Puede haber soluciones creando un Nuevo Orden.