Pensando 2020
Escrito por Pablo González y Pedro Nonay en la primavera de 2020, tratando de entender las consecuencias del Covid 19.
Nota 1 – covid 19
7 abril 2020
Empiezo a escribir estas notas con el objetivo de clarificar mis ideas, y de compartirlas con amigos que me hagan crítica constructiva y me ayuden a entender mejor la situación.
También tengo el objetivo de que estas notas sean de alguna ayuda a mis amigos en su forma de adaptarse a la situación.
Pequeño disclaimer: estas notas no están destinadas a ser compartidas en redes sociales, pues creo que no serán entendidas por el gran público. Son algo hecho para que nos ayude a pensar entre los amigos.
También pido disculpas por la baja calidad literaria de las notas. He dedicado mi tiempo a centrarme en el contenido y no he hecho la revisión de estilo ni la de “marketing comunicacional”, que requeriría un esfuerzo que he obviado.
Mi idea es escribir una nota cada vez que tenga algo que contar (no se cuándo será la siguiente, ni si tendré algo interesante que contar).
Dicho lo anterior, empiezo:
Momento de decisiones.
Pase lo que pase tras la actual pandemia, es claro que la situación es excepcional, y que toca tomar decisiones de adaptación.
Para elegir las decisiones, es básico saber cuál es el escenario futuro.
La mala noticia es que yo no tengo nada claro cuál es ese escenario (tengo mis opiniones, pero aún no las tomo como “dogmas”).
La buena noticia es que sí veo distintas alternativas posibles, y que eso nos permite buscar las decisiones particulares para cada alternativa.
Lo perfecto sería encontrar una decisión que fuese útil para cualquiera de las alternativas, pero eso depende de cada uno (y de sus circunstancias).
El denominador común es que, además de a la conocida crisis sanitaria, nos enfrentamos a la crisis económica, y a la crisis de estabilidad del sistema social y político (no hablo sólo de España, esto es global, aunque tenga diferentes respuestas en cada lugar).
Sea como fuese, durante unos cuantos millones de años la tierra seguirá dando vueltas alrededor del sol. Y, … tal vez la especie humana siga habitando la tierra. De hecho, el riesgo de que nuestra especie no esté aquí no depende casi nada del Covid 19, sino de la otra amenaza, más lenta, pero más letal, que es la llamada “cambio climático”, que en realidad es algo en lo que los humanos podemos hacer mucho, pero que ha pasado al epígrafe de “importante”, abandonando el de “urgente”.
Posibles escenarios.
Aunque sea un poco cruel decirlo tan claro, los escenarios a los que nos enfrentamos a título individual se dividen en dos:
- Que nos muramos nosotros (aunque el mundo siga),
- O que sobrevivamos (con o sin sufrimiento).
Eso nos lleva a una primera decisión: hay que preparar estrategia tanto para no estar, como para sí hacerlo.
Hago unas primeras consideraciones para el caso de que nos toque morir. Cada una tendrá que hacer las suyas, pero os cuento las mías, por si os es de utilidad:
- Por supuesto, lo primero es hacer testamento. Yo lo tengo de antiguo. También es bueno repensarlo para quien lo tenga ya hecho (las circunstancias son nuevas).
- Pero eso sólo no es suficiente. Lo cierto es que cada uno de nosotros tenemos un montón de información en nuestras cabezas sobre lo que hacemos en el día a día. Y en el testamento no pone nada de eso. Toca escribir unas notas para quien tenga que “tomar las riendas” tras nuestra falta. Los que habéis tenido que hacer eso en el pasado lo entenderéis bien, porque a mucha gente le puede parecer elemental, pero es que no les ha tocado pasar por la situación, y no saben que no es fácil.
En esas notas podemos explicar la situación de cada asunto, y la forma de encontrar la información en nuestros archivos. Yo lo he hecho (incluso me he puesto la obligación de revisarlas semanalmente, por si quiero actualizarlas).
Eso sí, no se trata de notas para entregar hoy al destinatario, sino para tener prevista la entrega rápida en caso de necesidad. Ya sabemos que esta enfermedad no es inmediata (como un infarto), lo que nos da tiempo para decidir enviar un mensaje con las notas a quien hayamos decidido, si nos llega el momento. Desde luego, lo que no es bueno es esperar a ese momento para empezar a escribirlas, porque tal vez no tengamos tiempo suficiente, ni la cabeza lúcida.
- La otra decisión, para el caso de que nos toque “caer”, es más “espiritual”: hay que intentar disfrutar el tiempo aquí (yo estoy escribiendo esto en el jardín de mi casa, con un whisky). No hay que enfadarse con el mundo, ni vivir agobiado. Lo importante es tener la conciencia tranquila (hice lo que pude, y disfruté con mi familia). Pero, tampoco hay que esconder la cabeza, como el avestruz, ni negar la realidad: esto es muy serio, y hay que hacer algo.
- Hay una última consideración en este punto. Tal vez tengamos la suerte de no “caer”, pero también tendremos la suerte de haber visto cerca la posibilidad. Ese testamento y esas notas, podíamos no haberlas considerado antes. Si ahora las tenemos, también valdrán para una “caída” mas tarde por otras razones.
En cuanto a la opción de sobrevivir, las alternativas se diferencian en cómo será el mundo después. Puede ser:
- Un mundo mas o menos igual al anterior a esta pandemia (no lo veo nada probable, pero es una opción).
- Una situación de “nuevo contrato social”. Lo cierto es que el contrato social que decía Rousseau es algo imprescindible (y cambiante con las épocas). Hoy nos encontramos con unos momentos en que las desigualdades sociales (en Occidente), y las nuevas oportunidades (en China y en otros lugares antes pobres, pero hoy no tanto) hacen que el antiguo contrato social esté “cogido con alfileres”. Hay varias alternativas para el futuro, que serán distintas en cada lugar (he dicho lugar en vez de país, porque creo que el propio concepto de país se puede quedar anticuado).
Las alternativas que veo son:
- Una sociedad “neocomunista” (al estilo de nuestro Pablo Iglesias). Con lo de “neo” quiero significar que no será, en absoluto, un comunismo al estilo antiguo, sino algo adaptado a los tiempos. Me lo imagino parecido al actual comunismo de China (no a Venezuela). O algo híbrido entre el capitalismo antiguo y el comunismo, pero capaz de buena comunicación con China (sería el caso de la Rusia actual).
- Una sociedad “neocapitalista”. Sería el caso de un mundo adaptado a la nueva situación (crisis sanitaria y económica), y a las penurias de mucha gente, pero manteniendo los conceptos de propiedad privada y de libertad individual. Tal vez el mejor ejemplo de eso lo podamos encontrar en el New Deal de Roosevelt tras la crisis de 1.929 en USA.
- Algo radicalmente nuevo, que no soy capaz de imaginarme por ahora. En esto digo que, aunque el concepto pudiera ser lógico y bueno, nada ocurre sin la “presión de las masas”, y no parece que las masas estén hoy por apoyar algo desconocido para sus líderes.
- Una sociedad “neocomunista” (al estilo de nuestro Pablo Iglesias). Con lo de “neo” quiero significar que no será, en absoluto, un comunismo al estilo antiguo, sino algo adaptado a los tiempos. Me lo imagino parecido al actual comunismo de China (no a Venezuela). O algo híbrido entre el capitalismo antiguo y el comunismo, pero capaz de buena comunicación con China (sería el caso de la Rusia actual).
Causa profunda de los cambios.
Aunque el Covid 19 es el detonante de todos los cambios, no es la causa profunda (y no importa el debate sobre si fue preparado o casual).
En mi opinión, internet es esa causa. Alguien podrá decir que internet es casi antiguo, pero no es cierto. Lo importante es cuándo una gran parte de la humanidad utiliza una tecnología, no su fecha de invento. Ya sé que Vinton Cerf empezó a desarrollar DARPA en 1.976, y que eso fue el inicio de internet. También sé que todos le debemos mucho a él, aunque no decidió crear empresa propia famosa ni rentabilizar el invento, como hicieron otros en Facebook o Google, con mucho menos mérito en desarrollar novedades.
El caso es que internet lo utiliza la mitad de la humanidad desde hace muy poco tiempo (la otra mitad todavía no lo hace).
Y, es un hecho que internet ha cambiado completamente la forma de hacer casi todo.
Antes:
- había que ser una “rata de biblioteca” para encontrar información. Hoy es un juego de niños en Google (aunque hay que aprender a diferenciar información buena de mala).
- Era impensable el hoy tan de moda “teletrabajo”.
- Sólo te podías comunicar con aquel al que ya conocías en el mundo físico.
- … Y tantas otras cosas.
En definitiva, la tan estudiada, por nosotros en el colegio, “revolución industrial” (el tren, el coche, …,) se refería a avances en el “el mundo del movimiento de las cosas”. Internet es avance en “el mundo de transmisión de las ideas”.
En toda la historia, sólo ha habido tres avances en el mundo de transmisión de las ideas antes de internet, que son: 1) el aprender a hablar (momento en que dejamos de ser monos para empezar a ser “sapiens”); 2) el aprender a escribir (momento en que se inicia lo que llamamos civilización); y 3) la imprenta, que permitió hacer accesible el conocimiento a los que no eran monjes bibliotecarios (Leonardo Da Vinci no hubiera sido posible sin la imprenta, porque no era monje, y no habría tenido acceso a los libros).
Los tres avances que acabo de citar cambiaron por completo el mundo. Y creo que estamos en otro cambio de esa envergadura.
Lo bueno es que el cambio puede ser a mejor. Lo malo es que puede ser a peor. Todo depende de nuestra respuesta (la de la humanidad en su conjunto, y la de cada uno de nosotros).
Continuará. … hablaré de decisiones ante cada uno de los escenarios.