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Escritos varios

Agro – Nota

El sector ante la “nueva normalidad”.


Abril 2020



Mi gran amigo Pedro Nonay me ha pedido que escriba esta nota sobre el sector Agro y los cambios que el futuro exige. Yo le dije que mi desconocimiento de esos mercados no me hace ser el indicado para ello. Pero él me dijo que le puede ser de interés el conocer las opiniones de alguien “virgen” ante los dogmas asumidos como ciertos por los especialistas. Por ello, intento el ejercicio y pido perdón por los errores que seguro cometeré en vocabulario específico del sector y en la estructura actual del mismo.

Cuestiones previas.

Cuando pase la actual pandemia de covid 19, el mundo va a ser muy distinto. Lo que llaman “nueva normalidad”, aunque casi nadie sabe cómo será. Es lo que hay que investigar para adaptarse. No solo en el sector Agro, sino en todo.

No es Covid 19 el causante de los cambios que vienen. Tan sólo es el acelerador. El causante real es la revolución tecnológica tras internet. Ya venían ocurriendo muchos cambios por esa causa, pero faltan por implantarse muchísimos más, y la crisis sanitaria, económica, social, y de todo tipo de estructuras que Covid 19 ha generado es la oportunidad perfecta para implantar de golpe muchos de esos cambios.

Resulta básico tener una cierta idea de cuales serán las características básicas del mundo en ese futuro. Nadie puede saberlo con exactitud, porque hay muchas cosas por definir, y muchas incertidumbres. Pero sí es posible centrar algunas de esas características como más probables. 

Pedro y yo hemos pensado mucho sobre eso. Incluso hemos publicado un libro que se llama “Pensando 2020” y está disponible en Amazon. Resumo a continuación las características que allí vemos. 

  • La geopolítica será una cosa de dos bloques de países con dos líderes: USA y China.

    • Un bloque estará formado por países con clases medias bajando de calidad de vida, muy enfadadas, y con muchas tensiones sociales y mucho populismo (el bloque USA). El otro, el bloque Chino, tendrá clases bajas ascendentes y algo de felicidad (por comparación con su situación anterior).

    • Los países que no sean líder de bloque tendrán estados títeres en su mayoría. Su función será controlar a las masas de forma local y hacer lo que diga el líder del bloque.

    • Los bloques serán bastante autárquicos entre ellos, pero no a nivel país. Eso sí, necesariamente habrá algo de coordinación y comercio entre los bloques para los asuntos de nivel global (medio ambiente, p.e.).

    • Una vez definidos los bloques, habrá que desmontar las estructuras empresariales y de inversión de compañías de un bloque en países del otro bloque. Esto se hará por las buenas, o por las malas, eso sí, de forma gradual.
  • El mundo será mucho más tecnológico. Las grandes empresas tecnológicas serán los verdaderos líderes en la oscuridad. Lo serán por encima de los líderes políticos de cada bloque. Ellos son los que tienen los datos, y los que saben utilizarlos. Y, los datos son el verdadero poder.
  • La gran banca, los bancos centrales, las petroleras, las eléctricas, y todas las compañías que venían ejerciendo el poder, lo perderán. Bien se convertirán en simples proveedores de servicio, sin capacidad de influir en sus precios de venta y de compra, o bien serán absorbidos o sustituidos por las tecnológicas.
  • Las monedas Fiat desaparecerán. Serán sustituidas por distintas versiones de monedas digitales. Eso ocurrirá tras un proceso de hiperinflación para permitir pagar el exceso de deuda pública, cosa que puede ocurrir en un plazo inferior a 2 años.
  • Habrá más “economía de estado” que en la antigua normalidad. Eso significa nacionalizaciones, o creación de nuevas empresas públicas.
  • La democracia perderá valor. Bien por manipulación de los votantes (a través del conocimiento de datos de las tecnológicas, y de los mensajes que divulgarán), o por creación de dictaduras apoyadas en el populismo.
  • En general, habrá menos libertad que antes. Los toques de queda, las mascarillas, las app de seguimiento, y cosas así nos han educado a que merece la pena perder libertad en aras del bien común.

Quería contar esto antes de entrar en materia porque son las “condiciones de contorno” que afectarán a cualquier ecuación del futuro. Al menos, así lo veo yo. Si lo anterior no es cierto, tampoco lo será lo que escribo a continuación.

Eso sí, aunque lo anterior sea cierto, hay todo un juego de timing en el asunto. Las cosas no van a pasar todas a la vez, ni todas de repente. Será un proceso rápido, pero gradual, y cada cosa en distinto momento.

Tal vez, el indicador máximo será el momento en que la inflación empiece a ser hiperinflación. Ahí se activarán todos los cambios.

Mientras tanto, viviremos una época en la que los líderes políticos y empresariales están “descolocados”. No entienden lo que pasa, y no saben qué es lo que deben hacer. Será un momento de locura y desorganización. 

Gaia- el medio ambiente.

Supongo que el lector estará familiarizado con el concepto, pero recuerdo que Gaia es un concepto muy bien contado en sus libros por Issac Assimov (gran comunicador científico). Venía a decir que toda la tierra (los animales, los vegetales, y los hombres, así como el aire, el agua, etc.) eran el verdadero organismo único. No había individualidad, sino conjunto de un todo. Ese era el organismo que había que defender. Aunque muriesen partes en el camino.

Es como, pensando en el ser humano, decir que lo importante es la persona, y no cada una de sus células. Si hay que matar alguna célula (como hacemos en el tratamiento del cáncer) para proteger al individuo, no pasa nada. Pues, se trata de lo mismo a escala más grande. Si hay que matar a personas para proteger a Gaia, no pasa nada (perdón por la burrada).

Se trata de desplazar el centro de interés. Algo así como abandonar el humanismo cristiano, y el individualismo para llegar a la protección del conjunto (Marx no andaba lejos de esto, aunque lo hacía con otro objetivo). Desde luego, hoy en día nadie piensa en proteger los derechos de una célula de nuestro cabello, ni habla de genocidio cuando nos cortamos el pelo (perdón por la brutal exageración, pero quiero explicar la idea).

Desde ese punto de vista, si aceptamos Gaia como el individuo, lo importante es la protección del conjunto, de su equilibrio. 

El equilibrio de Gaia está íntimamente relacionado con la ecología. De hecho, todos los movimientos ecologistas están inspirados en Assimov. Si la medicina y la biología eran lo importante cuando el centro era el individuo, la ecología lo será cuando el centro sea Gaia.

Pensando en ecología, hay mucha desinformación en la calle sobre cómo afecta el sector Agro. Hay quien piensa que, por ser mundo vegetal (o animal), es bueno para la ecología. Pero es un profundo error. Desde que el sector Agro es intensivo (hace mucho tiempo), su afección al equilibrio ecológico es muy grande (más que las ciudades). 

Hay un conflicto de fondo muy grande en todo esto. Es un hecho que, si pensamos en el hombre y en sus intereses, su actividad hace mucho daño al equilibrio ecológico. Y si pensamos en el equilibrio, el hombre se ve perjudicado en sus capacidades de actuación. Es una cuestión de relevancia para decisiones políticas y económicas. Podemos limitar nuestros derechos para que el clima no cambie, o asumir que cambiamos el clima y realizar las inversiones necesarias para vivir en ese clima cambiante (tal vez acabando en burbujas).

En cualquier caso, es claro que el sector Agro es una de las fuerzas relevantes en el cambio climático. Las desertizaciones, el agotamiento de acuíferos, … están a la orden del día, pero esto son cosas de escala local. Es menos conocido en la calle (pero bastante en el mundo científico) que también hay afecciones al clima en escala global (el famoso calentamiento).

El cambio de clima implica que el sector Agro no podrá trabajar con los mismos cultivos en las mismas tierras. Depende mucho de las condiciones particulares en cada lugar, pero hay una regla general por la que, en el hemisferio norte, la versatilidad de una tierra para cada cultivo se está desplazando al norte más de 200 km (lo mismo en el sur, pero con desplazamiento al sur). Esos desplazamientos significan cambio de valor en las tierras, pérdida de valor de las inversiones en infraestructuras allí hechas, y necesidad de inversión en otros lugares.

Desintermediación- nuevas tecnologías.

La revolución tecnológica post-internet en la que nos encontramos no ha hecho más que empezar. Lo que ya ha ocurrido desde el inicio de internet hasta ahora no es más que una pequeña parte de lo que falta por ocurrir.

Se suele decir que la revolución tecnológica ha traído la desintermediación. La palabra no es la adecuada, porque no ha desparecido totalmente la intermediación, pero sí que se ha minimizado y ha cambiado mucho. Un ejemplo claro es cómo Amazon está eliminando el trabajo de intermediación entre el fabricante y el consumidor, quitándole poder al comercio de calle (que decidía qué ofrecer en cada sitio), y a los comerciales del fabricante. Amazon es el nuevo intermediario, pero es muy distinto al antiguo, más barato para el consumidor, y más eficaz. Está ocurriendo lo mismo en todos los sectores.

También afecta esto al sector Agro. A todos los niveles. Unas cosas ocurrirán antes (o han ocurrido ya) y otras más tarde, pero es claro que la tecnología permite que algún día:

  • El consumidor pueda saber con seguridad de donde viene cada producto, y decidir si acepta el precio o cambia de lugar de producción. También podrá saber la fecha exacta en que se ha cosechado.
  • El productor puede tener un acceso mucho más directo al consumidor. No será el acceso total de venta directa por e-commerce. En algún caso sí es posible, pero, en general, el consumidor no va a tener miles de páginas WEB en las que registrarse para comprar cada producto. Pero sí habrá un nuevo intermediario, que será esa página WEB donde tendrá acceso a casi todos los productos.
  • En cuanto a los productos procesados, la empresa procesadora también tendrá canales de comunicación distintos, tanto con sus proveedores, como con sus clientes. En este caso, sí les puede convenir evitar el agrupador de WEBs. Desde luego, se evitarán intermediarios en la cadena. Si es una fábrica de galletas, puede haber una WEB que le ofrezca la comunicación directa con los agricultores (más bien con los gestores de silos de almacenamiento) para hacer sus compras, y otra comunicación con Amazon para la venta.
  • El pequeño productor podrá tener acceso a financiación de clientes (eliminando intermediarios financieros). Eso ocurrirá cuando fidelice a clientes por su calidad y les pida invertir sus ahorros (con rentabilidad) en las inversiones que el productor tenga que hacer. Aquí, las criptomonedas, los tokens, y el blockchain tienen mucho que decir. A título de ejemplo, un amigo mío está haciendo esto con café en Méjico (https://www.crowdlending.es/blog/que-es-ethic-hub), lo hace a pequeña escala, pero es una tendencia muy interesante.
  • La trazabilidad total es viable.

Cuando todo esto ocurra, el sector Agro cambiará mucho (está cambiando). Antes el poder estaba en quien era capaz de aglutinar la mercancía y financiar el almacenamiento y el transporte, así como la de conseguir la autorización política. Eso no se va a eliminar del todo, pero sí bastante, y se va a hacer de otras formas.

El poder pasa al individuo (manipulado) – La gestión de datos.

Una característica muy importante de la revolución tecnológica es el cambio en el poder.

Antes, si no había fábrica de galletas en una región, o un “importador” de las mismas, simplemente, el individuo comprador no tenía acceso a ellas. Y lo de la fábrica, o la licencia de importación, era una cosa dependiente del favor político. 

Ahora, salvo grandes cambios en acuerdos de libre comercio (que alguno habrá, sobre todo entre bloques geopolíticos), el consumidor tiene acceso a todo, y la logística soluciona el envío (aunque puede encarecerlo).

Es decir el individuo decide. Pero más bien habrá que decir que “se cree que decide”. Esto es así porque los individuos son muy manipulables por la información que les llega. Antes se les manipulaba (es más elegante decir que se les animaba) con publicidad, o con artículos pagados en prensa (pagados de las formas más variopintas).

Ahora se les manipula con formas más modernas, pero también mucho más potentes. Un ejemplo es la altura a la que sale tu producto en Amazon, pero también pueden ser los comentarios de influencers, o los blogs y podcasts de supuestos expertos que convencen al individuo de que tiene que hacer una alimentación más sana (sana según ellos).

Es decir, el poder ha pasado a ese tipo de “incentivadores”. Tienen la capacidad de convencer a los españoles de que abandonen el aceite y se pasen a la soja (exagero, pero no tanto).

Y, esos incentivadores pueden hacerlo sin intereses especiales, más allá de sus creencias casi religiosas en que llevan la razón, pero esos casos no serán los predominantes (hoy todavía hay muchos de esos). Cuando la industria aprenda a manejar bien esta situación, pagará a los mejores incentivadores, y esos tendrán más público y más éxito.

Para que esos incentivadores consigan éxito, hace falta que (bien ellos mismos, o bien quien les pague) tengan acceso a los datos. No tiene ningún sentido que convenzan a todo el mundo de pasarse a la soja y que luego no haya soja disponible.

Es decir, será más fundamental que antes (que ya lo era) la captación y gestión de los datos.

Esto no parece ninguna novedad, pero tiene una parte que sí lo es. Una cosa es tener los datos de las cosechas del sector, y de los contratos en vigor, pero otra cosa es tener los datos de la eficacia en la manipulación psicológica del usuario final. Eso no lo sabe hacer cualquiera hoy. 

Son las big tech las que tienen esa capacidad de entender y manipular la psicología de las personas. Por eso se les acusa incluso de manipular elecciones.

Otras empresas, incluso las del sector Agro, pueden aprender a hacer esas cosas, pero no es fácil, y llevan retraso en comparación con las big tech.

El resumen es que hay que llegar al individuo final, incluso para vender trigo a gran escala. Y eso es una novedad.

El control del sector.

Basado en lo anterior, quien controle la manipulación psicológica del individuo, es quien controlará el sector. Antes se hacía controlando las fábricas o los políticos, ahora son las decisiones de los individuos, manipuladas por la información que les llega, y teniendo la capacidad de agrupar y gestionar los datos de sus decisiones previsibles y convertirlos en mercancía necesaria.

El actual sector Agro es perfectamente capaz de gestionar los datos de producción disponible, pero no lo es (hoy) de conocer y manejar la psicología de las personas.

Sin embargo, las big tech son las que nos conocen mejor que nosotros mismos. Saben todas las WEBs que visitamos, y todas las cosas que compramos. Pueden tener un perfil nuestro perfecto como para saber qué tipo de incentivo a nuestras decisiones funcionará, en qué porcentaje, y haciendo qué.

Por ahora, no parece que a las big tech les interese dedicarse a invertir en cosechas, o en infraestructuras de logística de gran tonelaje. Lo suyo es la logística de “paquetitos”, no el tren o el barco de 100.000 T. Pero, si llegan a decidirlo, tienen la capacidad de hundir al sector antiguo, porque, además del dinero, lo importante es que controlan al consumidor final.

Si la distancia entre el productor y el consumidor final se está acortando (mucho), todas las empresas del sector Agro que estén en esas labores, deben buscar la forma de adaptarse.

Por supuesto, controlar la logística de gran tonelaje seguirá siendo esencial, y es algo que hoy todavía pueden ofrecer las empresas existentes en el sector a los nuevos jugadores en los pactos que sea. También los datos de cosechas y de gestión de logística.

Pero, si dejan que un tercero controle el poder del consumidor final, acabarán teniendo que vender lo que diga ese tercero, y al precio que diga. Serán algo parecido a maquilas, meras prestadoras del servicio sin acceso al cliente y cobrando poco más que los costes.

La otra alternativa es una alianza con las big tech (antes de que ellas quieran controlar sin ayuda el sector). Existe también la alternativa de intentar hacer lo que hacen las big tech en control de datos del usuario, pero es ilusoria, porque nunca tendrán acceso a los datos de comportamiento psicológico al nivel que lo tienen las big tech, aunque inviertan mucho y capten muchos cerebros.

Una oportunidad.

Las empresas que hoy controlan las cosechas y la logística para transportarlas pueden hacer alianzas con las big tech para controlar el consumidor final. 

Si lo consiguen, todo el sector de transformación intermedio pasará a estar controlado por ellas.

Y, las big tech, sin estar muy interesadas en ese tipo de negocio, tendrán una fantástica herramienta en su problema principal, que es la negociación con los gobiernos para que no les pongan problemas para hacer su negocio principal. A los gobiernos les pueden decir algo parecido a: “me encargo de que no haya disturbios por hambre, falta de suministros, o enfado porque los suministros que llegan no son los deseados, pero tú, gobierno, no me pones problemas para hacer mi negocio”.

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